FOTO: ARV.  PÁGINA YOLANDA. CARAS Y CARETAS. CONTRATAPA. AÑO VII. N° 320. BUENOS AIRES, 19 DE NOVIEMBRE DE 1904

“La sensación que me hace decir –y no sólo a mí, sino, en iguales circunstancias, a un gran número de personas- :ʻEsto es un chiste y hay que considerarlo como tan aun antes de haber descubierto el carácter esencial del chisteʼ; esta sensación me abandona con mayor frecuencia que en ningún otro caso en los chistes por comparación”. (2)

Sigmund Freud (1856-1939)

Aunque la mecánica empleada para generar humor, en líneas generales, se ha mantenido relativamente estable a través de los milenios, sí han variado algunas de las formas de expresarlo aunque, en algunos casos, reaparecen de vez en cuando por un tiempo determinado para luego agazaparse temporariamente.

En el siglo XIX y entrado el siglo XX, con frecuencia, bastantes chistes se presentaban mediante poesías cómicas, algunas de las mismas eran publicadas en las tapas o primeras planas de los medios gráficos de gran éxito de ventas, ya que las que tenían ediciones semanales rondaron los 90.000 ejemplares en cada tirada. También se las incluía en avisos gráficos y luego en los radiales.

El humor político en general y el referido a los comicios en particular se sirvieron profusamente de este recurso, caracterizado además en que, casi siempre, fue presentado en forma anónima.

A veces fueron escritas en lenguaje gauchesco, otras en cocoliche, con cierta formalidad acartonada y hubo quienes las elaboraron imitando explícitamente a poetas populares como Jorge Manrique (1440-1479), Luis de Góngora (1561-1627), Francisco de Quevedo (1580-1645), etcétera.

Con frecuencia se buscaba incluir a la población iletrada o poco proclive a la lectura.

Las simples rimas son fácilmente recordables acrecentando el impacto de lo buscado; por caso una propaganda de cigarrillos, a todo color, en la contratapa con referencia a la campaña electoral en Estados Unidos: “Con su caballo Yolanda / (que es un caballo que manda / mucha fuerza), Roosevelt, / vuelve a conseguir la banda / y no se puede con él. / Parker en otra marquilla / (que no es una maravilla / por supuesto) / está trinando; 7 y Roosevelt en su silla / se va contento y fumando”. (3)

Veamos otros ejemplos.

+“Que procedimientos/ lindos y baratos/ son los que se emplean/ por los candidatos. /Del futuro triunfo/ buscan los laureles/ con su extravagante/ guerra de carteles; / y en fachadas, puertas, / muros y rincones/ ¡vengan papelitos!/ ¡vengan papelones! / ʻYo soy muy honestoʼ/ ʻYo soy muy honradoʼ/ ʻYo soy muy generosoʼ/ ʻYo soy muy abnegadoʼ. / Ambos contrincantes, /de ambiciones llenos/ eso es lo que dicen/ poco más o menos. / En la actual contienda/ son esos señores, /más que candidatos, /empapeladores./ Y sin miedo alguno/ de que los rechacen/ ¡qué papeles pegan!/ ¡qué papeles hacen!”. (Caras y Caretas, 26 de marzo de 1904).

Luego de más cien años el texto mantiene absoluta vigencia.

+“Con varios ex presidentes/ trata el presidente actual/ de cien temas diferentes,/ y habla uno de los presentes/ del bastón presidencial./ -Es –dice,- en la vida pública/ un simbólico y temido/ objeto; porque es sabido/ que la esposa es la república/ y el presidente el marido./ ¿Qué hay alguna discusión/ entre marido y mujer?/ Pues no hay nada que temer: /¿Para qué sirve el bastón?/ -¿Mas cómo se le aprovecha?/ -El Hombre enérgico acecha/ con cuidado a su mitad/ y la obliga a andar derecha/ en cuanto hay necesidad./ A esto añadió otro: / -¡Sí! ¡Sí!/ Eso que justo sería, / no sucede siempre aquí; / yo tuve el bastón un día, / ¡pero ella me pegó a mí!”. (Caras y Caretas, 29 de octubre de 1904).