lustración: EL DIARIO ILUSTRADO, CHILE

“(La) solución de continuidad en nuestra comprensión del chiste no es lo que pudiera hacernos lamentar que esta primera parte de nuestra investigación no haya tenido resultado. Dada la íntima conexión que teníamos que estar preparados a atribuir a las diversas cualidades del chiste, hubiera sido imprudente abrigar la esperanza de poder aclarar una faceta de la cuestión antes de haber dirigido nuestra mirada sobre los demás. Tendremos, pues, que atacar el problema por otro frente”. (2)

Sigmund Freud (1856-1939)

En la historia del humor político en Chile se encuentra un hito principal en 1902, dado su trascendencia en sí misma como por su proyección popular, incrementando notablemente, en calidad y cantidad, a la prensa gráfica, incorporando notoriamente a lectores que antes no adquirían publicaciones periódicas; en tal sentido recordemos las altas tasas de analfabetismo en gran parte de América Latina.

En la primera Editorial de “El diario ilustrado”, su Director (3) puntualizó que el medio sería siempre “un órgano independiente en el campo de la publicidad, defenderá la verdad y la justicia donde quiera que se encuentren. Vivirá lejos de la lucha ardiente de los partidos políticos y jamás encontrará cabida en sus columnas ninguna censura de carácter personal”.

Pero al año siguiente fue adquirido por miembros del Partido Conservador desarrollando sus actividades en tal sentido, ampliando su tirada hasta 300.000 ejemplares con mayor cantidad de páginas.

Coke apuntó: “no soy de los que escarban en la vida privada de los hombres; ¡bastante debo sufrir buscando mis temas en el basural de la política!”. Nótese el claro intento de desacreditación genérica de la actividad pública partidaria.

En 1927 y 1931 sufrió censura, inclusive deportaciones de algunos de sus integrantes, cuando la calidad de extranjeros se la empleó en tal sentido.

En 1970 cerró en coincidencia con el triunfo de la Unión Popular.

La revista Topaze (1931-1970): “El barómetro de la política chilena” (4) (5) también sufrió censuras por algunas publicaciones de humor político como, por ejemplo, por el Presidente Arturo Alessandri Palma (1868-1950), conocido por el apodo León de Tarapacá. (6)

Mientras el personaje posa apoyando un pie en un león dormido (el pueblo), un pintor lo retrata frente a un felino con las fauces abiertas, (7) con la siguiente leyenda: “Se chupó’. ¿Sabe, mi general, que no es tan bravo el león como lo pintan?”. (8)

En estas páginas, como en muchas otras de la época, se reflejan claramente las pujas sectoriales de ese entonces, marcando una sección de la historia de la política chilena, caracterizada por una gran puja partidaria democrática y de varios planteos militares.