Sábado 20 de Abril de 2024

27 de noviembre de 2015

Cuentos de escritor local en antologías nacionales

El escritor local José Amarilla cosechó otros logros nacionales. cuentos de sus autorías fueron finalistas en dos concursos nacionales e integran antologías nacionales. Mientras tanto prepara nuevas obras.

 

José “Pepe” Amarilla escribe desde la mente y desde el corazón, y se aprecia en textos de variadas temàticas.

Después de muchos años, a principios de la década pasada volvió a escribir.

Él mismo dice que su vuelta a la escritura, lo que había practicado en la adolescencia, fue su cable a tierra ante las adversidades de su vida personal y la del país, con una década del ´90 que dejaba un saldo negativo y a la que se sumó la desilusión con el gobierno de “la Alianza”.

La vuelta al papel fue para plasmar parodias e ironías, y hasta reclamos políticos, lo que de a poco fue mezclando con historias cotidianas en formas literarias.

Un primer premio en un concurso de la editorial CEN le permitió  llegar a publicar su primer libro “Alhena …y mucho mas”. Después llegaría “@trapasueños de cuentos”.

En estos días “Pépe” termina de escribir otro cuento que podría integrar un tercer libro.

Mientras tanto, cosecha la siembra de “Magico Amor”, “El desafío” y “Recuerdos del ayer”, tres cuentos que llegaron a ser finalistas en diferentes concursos literarios de este año.

En  el concurso organizado por el Grupo de Escritores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “Magico Amor”  fue seleccionado como finalista e integra la antología que fue presentada el último día de octubre en la sede de la Sociedad Argentina de Escritores.

El otro concurso que tuvo obras de Amarilla dentro de sus finalistas fue el del Centro de Escritores Nacionales (CEN) con sede en la Ciudad de Córdoba.

Los cuentos elegidos y que por eso integran la antología “Literaria del CEN”, son “El desafío” y “Recuerdos del ayer”.

“Lo que hago es narrar historias cotidianas, de personajes comunes como nosotros”, dice el escritor a casi a modo de presentación.

En los 15 años que José Amarilla lleva escribiendo a variados temas, son 24 las antologías que  tienen textos del Maestro Mayor de Obra de nuestra ciudad.

 “Uso mucho el humor y la parodia en el afán de hacer reír y no de burlarme. En el afán de no herir susceptibilidades prefiero yo asumir el personaje”, contó al programa radial Turno Mañana de FM Dimensión.

Ahora, José Amarilla trata de encontrar una fecha propicia para presentar las antologías que tienen sus cuentos, y las reediciones de sus dos libros propios.

En la entrevista radial fue curioso escuchar al autor emocionado, cuando escuchó una lectura de su cuento “Gesto de Amor”.

Puede ser la historia de muchas personas. Fue un párrafo del escritor santiagueño David Brucket que disparó la creatividad y sentimiento del autor calafatense, quien relacionó inmediatamente el pequeño texto con su infancia y la de sus hermanos.

Aquí, Gestor de Amor.

"Ahí fue, cuando descubrí que mentías... Que no era por la cebolla que llorabas. Porque en el almacén ya no podían seguir fiándonos, y porque sabías que la comida se terminaba hoy. Los mayores fueron a vender naranjas, y yo me hice el cajoncito de lustrar. Me juré que NUNCA MAS... Y así fue”. David Brucket

MAGICO AMOR
 

Muy por el contrario a lo que afirma David no descubrí su mentira; no hasta un tiempo después. Tampoco mi madre lloraba, pero, vi en esos ojos serenos una profunda tristeza con destellos de compasión.

Tampoco nos habían cortado el fiado, aunque en casa sobraba lo que faltaba. A veces el bocado dependía de la buena puntería de mi padre, que por suerte era infalible. Por eso en casa los regalos materiales brillaban por su ausencia. Nuestra única esperanza de niños era el 6 de enero. Los Reyes nos regalarían lo que nadie nos regalaba.

Casi no dormí esa noche, muy de madrugada salté de mi cama para ver lo que había en mis alpargatas gastadas. Y que encontré? Una miserable moneda de un peso.” ¡Reyes Magos y la puta que los parió!” puteaba sollozando, sin descubrir a mi madre quien desde lejos miraba con ese dejo de tristeza.

Mientras enterraba esa moneda de mierda, le preguntaba (¿a Dios?...¿ a la vida?) ¿Que mierda había hecho para merecer tan poco?. Me había portado bien, tenía buenas notas, era obediente… y los Reyes me recompensaban con esa puta moneda! Así vociferaba y maldecía. Mientras tanto mis amiguitos vecinos salían locos de alegría a mostrar y disfrutar de sus regalos. ¡No, no puede ser!. Gritaba mientras seguía pisoteando para enterrar esa puta moneda.

Mi padre, tal vez advertido por mi madre, se acercó y abrazándome con ternura me dijo la verdad. Bastó que me dijera que los Reyes Magos no existían para adivinar que la Maga de mi madre había comprado un kilo menos de harina para dejarme esa única moneda de regalo. Sintiéndome un reverendo hijo de puta, fui a buscarla a la cocina. Allí la sorprendí con las manos en las masas: Mojando y salando la harina con lágrimas de tristeza, amasando el pan nuestro de cada día.-

 

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