Las primeras que llegaron fueron vistas en el Doradillo, a principios de mayo. En estos días ya son parte del paisaje frente a Puerto Madryn, y en la zona de Puerto Pirámides, el único poblado que se ubica dentro de la reserva natural Península Valdez, otro de los Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO.

Desde Pirámides salen las distintas excursiones que navegan el mar por hora y media para que las embarcaciones se encuentren con las ballenas. Al pueblo se llega por la Ruta 2, que nace en el cruce con la RN3. Son 100 kilómetros desde Puerto Madryn, ciudad que es la base de la actividad turística de la zona.

La península ayuda a dar forma a los golfos San José y Nuevo, los dos sitios a donde llegan los ejemplares de la Ballena Austral, las que van arribando para parir y criar a su ballenato, mientras que los machos esperan cerca para volver a cupular.

El sector “El Doradillo”, a 15 kilómetros al norte de Madryn, es el lugar en el que se concentra la mayor cantidad de las ballenas parturientas.

El fin de semana el comienzo de la temporada de ballenas fue celebrado con “Madryn al Plato XI”, un conjunto de actividades para afianzar la identidad culinaria y facilitar la llegada de visitantes.

Hasta fin de mes 33 restaurantes preparan platos típicos con productos del mar y el clásico cordero patagónico a un precio promocional de 250 pesos, incluyendo el costo de cubiertos.

El lanzamiento fue a lo grande. Dos carpas fueron emplazadas en el sector del muelle Piedra Buena, donde se impartieron clases de cocina, hubo una feria de diseño y de productores regionales, y hasta un almuerzo solidario.

Los chefs Pedro Lambertini, Martín Baquero y Federico Domínguez Fontán; brindaron las clases de cocina.

Organizado por la Secretaría de Turismo del municipio de Puerto Madryn y el Chef Gustavo Rapretti, el evento duró dos días. Cerró el domingo con un almuerzo solidario en el que se cocinó una paella para mil personas. Se usaron 100 kg de arroz y 250 kg entre mariscos y pollo. Se sumaron 50 corderos "al palo".

Porciones de paella y cordero fueron vendidas al público, recaudándose 235 mil pesos que ahora son destinados al hospital local.