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15 de diciembre de 2019

Apuntes Ciudadanos: DEBATE DEMOCRÁTICO

Pasan los años, pasan los siglos, pero el humor político sigue tan o mas vigente, de esto se trata lo que nos describe Alejandro Rojo Vivot (1). HUMOR, POLÍTICA Y AFINES CXCV

FOTO: ARV. LANDRÚ. TÍA VICENTA. AÑO II, N° 43, PÁGINA 3. BUENOS AIRES, 3 DE JUNIO DE 1958

 

“Aquel cuyo estado de ánimo depende de graves pensamientos no será el juez más apropiado para confirmar con sus risas que el chiste ha conseguido su propósito de salvar el placer verbal. Para poder constituir la tercera persona del chiste tiene el sujeto que hallarse de buen humor o, por lo menos, indiferente”. (2)

Sigmund Freud (1856-1939)

 

El humor político también detecta páginas que describen prácticas propias de hace varias generaciones que producen, al menos, sonrisas; al constatar cierta vigencia en el Siglo XXI la humorada se mantiene agregándose el espanto democrático.

Cambian los nombres y algunas circunstancias, pero con el ejercicio de la inteligencia el proceso humorístico surge con claridad contribuyendo también a la reflexión.

“El doctor Trevexo, hombre viejo y resabiado en materia de debates agrios, contaba con un rebaño muy dócil para perder tiempo en polémicas apasionadas: había aleccionado a sus adeptos de antemano, y a una seña suya don Juan, con su voz gangosa, dijo:

-Quej sje voote la lijta.

-Señor, no se puede votar todavía, ni hay para que votar una lista. Se votarán los nombres de los puestos, uno por uno.

El doctor Trevexo renovó la seña.

-Quej sje voote la lijta –repitió don Juan.

-Señores, si se procede de ese modo, nos retiraremos –replicó el joven con acento resuelto.

-Retíjerse –contestó a su turno don Juan.

El joven y el grupo que lo acompañaba, se retiraron. Los hombres de juicio y de experiencia quedaron dueños del campo. Mi tía supo con indignación que mi tío Ramón había sido el culpable de aquella juventud atrevida hubiese venido a turbar el orden y la paz octaviana de la reunión. (3) ¡Mi tío Ramón los había invitado! Don Pancho el tendero echaba sapos y culebras contra aquellos osados y suplicaba al doctor Trevexo que los denunciara al jefe del partido al día siguiente. Don Higinio, como buen estanciero, vecino de campo y de ciudad, renegaba contra la juventud del día y la Universidad, madre engendradora de doctores inútiles y de muchachos pillos y botarates. Don Benjamín era felicitado por la manera severa y eficaz con que había enseñado la puerta de la calle a los revoltosos.

Los señores Palenque, don Policarpo Amador, don Narciso Bringas y don Pancho Fernández rodearon al doctor Trevexo y la sesión continuó como si nada hubiese sucedido.

-¡Pero qué atrevimiento, qué osadía! ¡En mi casa, en mi casa, venir a promover semejante escándalo! ¡Y pensar, doctor, que es mi marido quien tiene la culpa de todo! –exclamaba mi tía mirando furibundamente a mi pobre tío, que durante toda la escena anterior se había conducido tan obtusamente, que no supo qué partido tomar con los que se marchaban y con los que se quedaban.

-¡He aquí, señores, he aquí, mis amigos, lo que les decía a ustedes hace un instante sobre la juventud del día! –respondía el doctor Trevexo-ˮ. (4)

 

[1] Expositor en el Seminario Taller “Las personas con discapacidad y los medios de comunicación social”. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta. Resolución H.N° 1380-08. 14 horas reloj. Salta, Provincia de Salta, Argentina. (2008). 

(2)  Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1110. Madrid, España. 1973.

(3)  Por el período de gobierno de Cayo Julio César Octavio Augusto, (68 a. C.-14 d. C.).

(4) López, Lucio Vicente. La gran aldea. Costumbres bonaerenses. Centro Editor de América Latina. Páginas 31 y 32. Buenos Aires, Argentina. Enero de 1980.

 

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