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8 de julio de 2015

Aron está enfermo y necesita de su obra social.

El nene de 1 año y 4 meses tiene una enfermedad de intolerancia a las proteínas de la leche vacuna y derivados. El y su familia esperan que la obra social le dé la cobertura que corresponde.

 

Aron tiene una enfermedad diagnosticada a los siete meses de vida. Es intolerante a las proteínas de la leche vacuna y los derivados de esta.

 

Su enfermedad lo obliga a tener una alimentación especial, y a estar controlado por especialistas, nada fuera de lo normal si su obra social le brindaría la cobertura que corresponde.

El nene de 1 año y 4 meses, debe tomar una leche cuya lata de 400 gramos cuesta 480 pesos, y debe hacerse análisis cuyas muestras son enviadas a Buenos Aires, por lo que se deben pagar unos 2 mil pesos.

La obra social no le reconoce la leche, solo le cubre uno de esos análisis especiales cada seis meses, y todavía no le brinda un turno con un neumólogo pediátrico, una carga ya muy pesada para un padre que no tiene trabajo estable, y una madre empleada municipal que no tiene justamente una de las categorías mas altas.

La Caja de Servicios Sociales sabe de los reclamos que la mamá Patricia le viene haciendo desde fines del año pasado, pero entre silencios y excusas, aún no da una solución.

Ahora Calafate accedió a información que indica que en el caso debió intervenir la Defensoría Oficial de la ciudad, que ya intimó a la obra social de los trabajadores de la administración pública para que brinde la cobertura que le corresponde al niño afiliado.

Así lo pidió esa oficina judicial, advirtiendo que podría originarse un Recurso de Amparo en contra de la CSS, uno mas ya de varios realizados por incumplimientos.

En el último año los casos de incumplimientos de obras sociales para con sus afiliados van en aumento. Si bien a nivel nacional existe un ente que regula y fiscaliza a las Obras Sociales, llamado Superintendencia de Servicios de Salud, los vecinos calafatenses encuentran mas cercana a la Defensoría Oficial, donde las quejas y reclamos contra la CSS, están primeros en la lista.

La madre llegó a presentarse en la oficina del interventor de la Caja de Servicios Sociales, en Río Gallegos. Una secretaria hizo de “filtro”. Le tomó los datos, le dijo que le encontrarían la solución, y mandó a la madre de vuelta para su casa, para que espere un llamado que nunca llegó.

 

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