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27 de abril de 2020

Covid-19 y fauna silvestre: las bestias en las calles nos muestran el camino

“Súbitamente, millones de personas se vieron confinadas a sus hogares y cesaron de agredir la tierra y el mundo natural que en la tierra habita.” - Por Emiliano Donadio, Biólogo

El comportamiento de los animales en presencia de los humanos es un reflejo del trato que los humanos les dan. Esto es particularmente cierto en animales salvajes, los cuales huyen ante la presencia de personas en áreas donde éstas los hostigan constantemente. Por ejemplo, en sitios donde se los caza, ciervos y guanacos huyen a mayores distancias de las personas. Contrariamente, en sitios donde no se los caza, los animales permiten acercamientos a corta distancia antes de huir y a veces ni siquiera escapan. Esto ocurre incluso con animales difíciles de observar como pumas y yaguaretés. En reservas de Chile y Brasil, donde su persecución fue erradicada, es posible observar estos magníficos animales sin perturbarlos. En general, cuando los respetamos, el comportamiento de los animales cambia y se vuelven menos temerosos. Ya no nos perciben como una amenaza.

La aparición del Covid-19 resultó en estrategias impensadas para enfrentarlo. Entre ellas, sobresalen las largas cuarentenas impuestas a la población humana. Súbitamente, millones de personas se vieron confinadas a sus hogares y cesaron de agredir la tierra y el mundo natural que en la tierra habita. Entonces comenzaron las observaciones de animales inusuales en sitios extravagantes. Un gato montés husmeando a través de una ventana en Bariloche. Un puma recorriendo las calles de Santiago de Chile. Jabalíes y ciervos ganando las calles de pueblos y ciudades en Europa y Asia. Finalizado el acoso constante, los animales se aventuran en el hábitat del hombre. Por unos días, quizás meses, los animales no temerán.

La fauna silvestre ganó las calles con rapidez, pero los investigadores anticipan que esta invasión pacífica terminará cuando los humanos vuelvan a trajinar el mundo. El puma y el gato montés retornarán a sus hábitats usuales y observarlos volverá a ser exclusividad de unos pocos afortunados. Pero el final de esta historia puede ser diferente. Podemos implementar políticas dirigidas a restaurar nuestra fauna nativa en regiones donde ha desaparecido. Y que los animales silvestres regresen en números suficientes para que puedan cumplir su rol ecológico al mismo tiempo que se incrementa la probabilidad observarlos en su medio natural. Estas políticas son posibles utilizando técnicas audaces e innovadoras a la hora de restaurar y conservar nuestra fauna nativa.

El rewilding es una técnica cuyo uso se ha multiplicado en el mundo en los últimos años. Se basa en restaurar ecosistemas degradados mediante la reintroducción de las especies nativas que históricamente los habitaron, pero fueron erradicadas por el hombre. La extinción del yaguareté en los Esteros del Iberá en Corrientes, del huemul en partes de la estepa patagónica y del ciervo de los pantanos en los bosques secos del Chaco son solo algunos ejemplos. Pero el rewilding tiene otros beneficios además de la restauración ecológica. Al devolver especies icónicas a sus antiguas áreas de distribución sienta las bases para el desarrollo de un turismo de observación de fauna, más amistoso con la naturaleza, y con gran potencial para mejorar la calidad de vida de las comunidades locales. Así, parques naturales con fauna nativa abundante y observable serán especialmente valiosos para la industria del turismo que, en el escenario actual, deberá adaptarse y captar turistas locales y regionales, privilegiando espacios abiertos.

Además, la implementación de proyectos de rewilding requiere de infraestructura y mano de obra en los lugares de reintroducción de fauna. Esto incluye cercos, alambrados, estructuras para el transporte, cría y liberación de animales, estaciones de campo con alojamiento para el personal encargado del monitoreo y manejo de los animales, y mantenimiento de huellas y caminos, entre muchas actividades. Estas actividades representan oportunidades de trabajo y desarrollo en áreas remotas donde las estrategias habituales de reactivación económica tardarán en llegar. Asimismo, parte de la inversión necesaria puede provenir de fundaciones conservacionistas, generando asociaciones inéditas y potentes con el sector estatal.

El puma, el gato montés y otros cientos de animales salvajes que hoy deambulan por las calles vacías de pueblos y ciudades pronto volverán a sus hábitats. Bosques, praderas y desiertos con fauna extinta o escasa, difícil de observar y disfrutar, y ecosistemas degradados cuya funcionalidad ha sido severamente erosionada por la actividad humana. La implementación de trabajos de restauración, mediante el rewilding, ofrece a las golpeadas comunidades rurales una salida laboral con un fin de utilidad pública, una proyección a futuro como destino de naturaleza y la recuperación de nuestros formidables ecosistemas. Sigamos a los animales mientras regresan a sus hábitats. No huyen, solo nos muestran el camino.  

 

Biólogo Emiliano Donadio

Fundación Rewilding Argentina

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