16 de mayo de 2020
Un Megarraptor, otro de los hallazgos paleontólogos al Sur de El Calafate
Se trata de un dinosaurio carnívoro de 10 metros de largo y 70 millones de años de antigüedad. Fue encontrado por la expedición que también descubrió una gran variedad de otros fósiles, como mamíferos, tortugas, plantas y hasta polen.
Investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales encontraron un dinosaurio carnívoro de gran tamaño y de unos 70 millones de años de antigüedad, en un yacimiento ubicado en las barrancas de las estancias “La Anita” y “Altavista”, a unos 30 km. al sur de El Calafate.
Según informó el jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) e investigador del Conicet, Fernando Novas, se trata de un megarraptor, dinosaurio carnívoro que llegó a medir 10 metros de alto y en cada pata delanteras tenía tres dedos, con pulgares provistos de una garra afilada de casi 40 centímetros, para cazar sus presas.
El paleontólogo Mauro Aranciaga Rolando indicó a la Agencia CTyS-UNLaM: “Hemos encontrado un ejemplar muy grande de un nuevo megarraptórido, los cuales eran dinosaurios carnívoros formidables, porque tenían un conjunto de adaptaciones para la caza que era realmente espectacular”.
“A diferencia del Tyrannosaurus rex, los megarraptores eran animales más esbeltos, más preparados para la carrera, con colas largas que les permitían mantener el equilibrio, a la vez que tenían patas musculosas, pero alargadas para poder dar pasos largos”, contó Aranciaga Rolando, becario del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN).
Otras de las características que Aranciaga Rolando indicó como favorables para la aptitud depredadora de los megarraptores es que poseían un cuello y un cráneo alargados, lo que seguramente les ayudaba a la hora de alcanzar a sus presas con más facilidad.
Este hallazgo se suma al de otros descubrimientos logrados en esta campaña. Como informó Ahora Calafate tiempo atrás, también se desenterraron fósiles de mamíferos pequeños, plantas, tortugas, peces y hasta polen, lo que brinda una información muy valiosa a los investigadores sobre el ecosistema que tenía esta región hace 65 o 70 millones de años atrás, en el período cretásico conocido también como “el último capítulo en la evolución de los dinosaurios”.
El doctor Fernando Novas, jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada del MACN e investigador del CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “este nuevo hallazgo nos va a permitir conocer cómo fueron estos dinosaurios en este rincón de la Patagonia y conocer sus relaciones de parentesco con los megarraptores encontrados en otras partes del mundo”.
El paleontólogo Novas fue quien descubrió el primer ejemplar de este grupo de dinosaurios en el año 1996, en la provincia de Neuquén, y fue quien acuño el nombre Megaraptor (“gran rapaz”) para esta criatura.
Los megarraptores fueron grandes dinosaurios depredadores que prosperaron y se diversificaron durante el periodo Cretácico, fundamentalmente en el hemisferio sur, hasta la extinción masiva que se produjo hace unos 65 millones de años. También, se encontraron megarraptores en Australia y en Asia.
Aranciaga Rolando aseveró que “esta posible nueva especie de unos 10 metros de largo, además de la importancia que tiene por su tamaño, representa una de los ejemplares más modernos de la familia de los megarraptores, ya que los que se conocían hasta ahora eran algunos millones de años más antiguos”.
El rescate de este gran depredador
Los megarraptores más pequeños que se conocen miden unos cinco metros, en tanto que los más grandes alcanzan longitudes similares a este ejemplar encontrado al suroeste de Santa Cruz durante la última campaña realizada durante 15 días del mes de marzo
Para extraer a este animal, el cual se encontraba en una roca extremadamente dura, hubo que emplear maquinaria apropiada como la cortadora de roca, con la cual se fueron abriendo canaletas en las cercanías de los fósiles.
En una labor que demoró unas dos semanas, con cinceles y martillos, los paleontólogos retiraron la roca que rodeaba al ejemplar a fin de retirar cada uno de los huesos. “Finalmente, se cubrió con yeso y con vendas a la roca que contenía en su interior al fósil, con el fin de que éste no se destruyera durante su transporte hasta Buenos Aires”, describió Aranciaga.
Por estas semanas, este depredador formidable se encuentra cumpliendo debidamente con su cuarentena en el Laboratorio de Anatomía Comparada del MACN, a la espera de que los investigadores puedan continuar con su preparación y estudio. Posteriormente, este velocista hará su viaje de regreso a la provincia de Santa Cruz para enriquecer las colecciones del Museo “Padre Molina”, en Río Gallegos.
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