Viernes 19 de Abril de 2024

29 de agosto de 2016

Carne clandestina: Un tema peligrosamente naturalizado

El secuestro de 1,5 toneladas de carne que iban a ser ingresadas irregularmente a El Calafate para su venta, es el emergente de una problemática que lleva años sin solución. La falta de un matadero fomenta la faena clandestina, y los escasos controles favorecen la comercialización. Hay un peligroso antecedente.

“¿De qué se asombran?”, “Hace años pasa lo mismo”, “Chocolate por la noticia”. Los comentarios de algunos vecinos en las redes sociales sobre la noticia del decomiso de carne no hacen más que ratificar que el problema de la faena y comercialización clandestina está muy presente y bastante naturalizado en El Calafate.

Y es verdad, el tema no es para nada nuevo. Nos bastó repasar algunas noticias publicadas por este portal y entrevistas realizadas en FM Dimensión para encontrar una gran cantidad de antecedentes sobre el tema. Análisis, anuncios, planes integrales, acuerdos, proyectos legislativos y más anuncios. Pero hasta el momento no se ha avanzado prácticamente en nada en los últimos doce años.

El lapso de tiempo no antojadizo. En septiembre del 2004 la ciudad se quedó sin su Matadero, que antes de esa fecha el Municipio había concedido su propiedad a comerciantes locales del rubro. En su momento estos decidieron cerrarlo para concretar una operación inmobiliaria.

Por entonces las autoridades municipales consideraron que no era necesaria la instalación de un nuevo matadero debido al escaso volumen de carne que se faenaba. En poco tiempo quedó en evidencia que la decisión careció de visión, frente a la creciente demanda de consumo por la explosión demográfica y el incremento del turismo.

En 2005 el entonces Intendente Néstor Méndez ya había recibido los primeros planteos de los productores ganaderos quienes expresaban su preocupación por no contar con un matadero, advirtiendo que esto iba a ocasionar el incremento de la faena clandestina.

En agosto de ese año FM Dimensión informaba de una reunión entre autoridades municipales y un grupo de productores y carniceros quienes pedían acciones ante el problema  que ocasiona la falta de un matadero en esta localidad.

Al año siguiente, la legislatura aprobó un proyecto presentado por el diputado por el pueblo, Julián Osorio, para solicitar que se construya un matadero en la localidad de Tres Lagos que abastezca la necesidad de los productores de toda esta región. Inclusive la entonces comisionada de fomento del vecino pueblo, Stella Pena, presentó el proyecto y los planos para la construcción del matadero, con capacidad de faenar entre 20 a 25 bovinos y de 60 a 70  ovinos por día. A la vista está que nunca se concretó.

La campaña electoral de 2007 tuvo ocho candidatos a intendente, y la mayoría de ellos tenía en su agenda de promesas la construcción de un matadero para atender la creciente demanda. Inclusive el ganador de esas elecciones, Javier Belloni, lo puso entre las prioridades.

Con esperanzas renovadas, los productores nucleados en la Sociedad Rural Lago Argentino plantearon el tema al nuevo jefe comunal. También los carniceros de la localidad sostenían el pedido de un matadero. Es que al no contar con un lugar habilitado, los animales de las estancias vecinas deben ser llevados hasta Río Gallegos para su faena. El transporte de los animales en pie y el posterior regreso de las medias reses encarecen el precio final de la carne.

En 2008, el titular de la entidad agropecuaria, Adolfo Jansma, lanzó una fuerte declaración en FM Dimensión: dijo que la mayor parte de las carnes que ingresan a El Calafate es faenada de forma irregular y sin control sanitario.

Con el fundamento de disminuir el abigeato y evitar el mercado clandestino, en 2009 el diputado Jorge Arabel presentó un nuevo proyecto para que el Consejo Agrario Provincial realice un estudio de factibilidad para la instalación de una planta de faenamiento destinado a abastecer el mercado local. Pero el tema no salió de la intención.

Ese mismo año se presentó un estudio para la viabilidad y el mejoramiento de la cadena productiva y comercial de la carne vacuna, realizado por un experto consultor con la colaboración de los miembros del área ganadera de la Agencia del INTA en El Calafate.

Zonas de engorde, mataderos, plantas frigoríficas, la logística del transporte, son algunos de los temas sobre los que hablaba el estudio. Un detallado análisis técnico que nunca contó con el apoyo político y la inversión del estado provincial. Otro esfuerzo desperdiciado.

 Al año siguiente se volvió a escuchar el mismo reclamo del sector productor. “Seguimos sin tener una respuesta sanitaria. Estamos en una de las principales villas turísticas de la Patagonia y seguimos sin tener un proyecto para un matadero y un pequeño frigorífico”, dijo enfáticamente Adolfo Jansma, en octubre de 2010.

El titular de la entidad ruralista local denunció por entonces que “muchos de los corderos y terneros que hoy estamos consumiendo en El Calafate seguramente están faenado bajo un álamo o un sauce”, en lugar de hacerse en un matadero.

Fueron pasando los años y el tema quedó siempre latente, con algunas gestiones que tampoco rindieron frutos. De tanto repetir sobre el problema de la faena clandestina el tema se fue naturalizando, olvidando las autoridades y la sociedad el peligroso antecedente de 1999, cuando varios vecinos contrajeron Triquinosis por  consumir carne de cerdo infectada con el parasito de la triquina. La carne fue adquirida en una carnicería que faenaba clandestinamente. El caso llevó a funcionarios municipales a la justicia y los damnificados deben convivir todavía con los síntomas de la enfermedad crónica.

En junio de 2014 el Gobierno provincial convocó a todos los sectores que intervienen en la producción de ganado, como también en los organismos vinculados a la actividad, con el objetivo de combatir el abigeato (robo de animales) y faena clandestina en el sur de Santa Cruz.

Por la localidad de El Calafate asistió el Médico Veterinario municipal, Pablo Forte, quien dijo a este portal que en El Calafate el abigeato no es un problema grave, pero si lo es el tema de la faena clandestina. “Lo que falta son controles en el tránsito de animales. Si nosotros controlamos bien el ingreso, el problema comienza a solucionarse”, señaló en su momento.

El hallazgo de más de 1500 kilos de carne clandestina, el jueves pasado, ingresando por un camino secundario deja en evidencia que la práctica es mucho más habitual que lo que parece.

El peón de la estancia La Entrerriana señalado como el responsable de la venta ilegal, habría dicho que no era la primera vez. En otra oportunidad vendió 50 borregos al mismo comprador.  

La noticia publicada por Ahora Calafate tuvo amplia trascendencia, pero el  hecho de que los novillos faenados pertenecían a una de las estancias de Lázaro Báez.

Ese dato atrajo el interés de la prensa nacional, pero acá en El Calafate debe ocuparnos el otro aspecto de la información. El Estado debe hacer todo lo que esté a su alcance para garantizarles a los habitantes las condiciones de sanidad y seguridad al momento de consumir carne o cualquier otro producto.

Un matadero que cumpla con todas las normativas es imprescindible para que los productores faenen sus animales, y a su vez los costos disminuirían, lo que debería influir en un menor precio al consumidor.

Pero mientras no exista matadero y todos sepan que hay faena clandestina deberán incrementarse los controles en los accesos y en los comercios, para evitar que se reiteren estos hechos

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