Jueves 28 de Marzo de 2024

OPINIÓN

15 de abril de 2018

Apuntes Ciudadanos: ESA RARA AVIS

Alejandro Rojo Vivot (1) reflexiona sobre el tema de la puntualidad e impuntualidad y como esto influye en nuestras sociedades en varios aspectos de nuestras vidas y lo importante que es ser puntual siempre. HUMOR, POLÍTCA Y AFINES CXVII

FOTO: ARV. REVISTA FRAY MOCHO. BUENOS AIRES, 3 DE JULIO DE 1928 

 

“La cuantía del gasto producido por la elaboración del chiste aminora, como un sustraendo, [2] la ganancia conseguida por dicha remoción. Este gasto es el mismo que tiene lugar en el oyente del chiste”. [3]

 

Sigmund Freud (1856-1939)

 

En algunas personas el respetar lo acordado previamente en cuanto al horario es algo infrecuente, aunque genere perjuicios y menoscabo a los que sufren las consecuencias.

A veces, la impuntualidad es falsamente entendida o justificada como una prerrogativa de quienes ejercen algún tipo de poder formal.

Adolfo Bioy Casares (1914-1999) escribió al respecto: “Maceira se dijo que si Cazalis y los técnicos tardaban diez minutos más, él se volvía al hotel, con la conciencia de haber cumplido. ʻCuando ellos tardan es porque no pudieron llegar antes; cuando yo tardo, es porque soy sudamericano”. [4]

Y Tute apuntó: “-Mi tía Aurelia dice que la puntualidad es un refinamiento del espíritu.

-Ajá ¿Y usted qué opina?

-¿Yo? Que lo que mata es la humedad.

¿Y eso qué tiene que ver con la puntualidad?

-Ah, nada, pensé que estábamos filosofando”. [5]

 

“-Yo, en cuanto a la puntualidad, no sé…

A veces llego bien…

A veces llego un poquito más temprano…

A veces, un poquito tarde…

-Un tibio, bah”. [6]

 

¿Qué es la puntualidad? Principalmente cumplir con lo prometido, con lo acordado. Además responde a un principio clave de organización y de interrelación humana.

¿Por qué, entonces, cada vez es más infrecuente y se la ha desvalorizado como un aspecto cultural positivo?

Muchas veces se desdeña a quien exige o reclama el acuerdo de puntualidad y se lo tilda de exagerado o con otros adjetivos, que menoscaban a la persona en un certero intento de desacreditarlo, sin analizar lo sucedido que es el nudo de la cuestión.

Con frecuencia en las actividades políticas la impuntualidad es casi la regla, aunque hay quienes respetan los horarios.

Indudablemente el contexto también influye como, por caso, intentar ingresar a una sala cuando ya comenzó la representación teatral, un concierto de cámara, una conferencia o incorporarse con demora a una reunión laboral, tratar de tomar un vuelo que ya se ha despachado, etcétera.

Es decir, además de incumplir la consigna igual para todos, buscando la excepción, se generan otras consecuencias negativas como, por ejemplo, distracción, alteración del proceso (reiterar lo ya expuesto, acuerdos logrados, etcétera), mayores costes, involucramiento negativo de otros que sí cumplieron.

El comenzar con demora una reunión genera que el tiempo acordado se reduce, se prolonga la finalización incidiendo en otras actividades posteriores, etcétera.

En algunos ámbitos y entre algunas personas, el llegar tarde o retirarse antes, casi siempre, es sinónimo de poder. Si es así, a nuestro entender, deberían revisarse los valores puestos en juego y reflexionar sobre la moralidad de manipular a los demás obligándoles, de hecho, a aceptar una situación arbitrariamente generada.

¿El tener muchas o complejas responsabilidades laborales es argumento suficiente para disculpar siempre a quien, en forma cabal, relativiza lo acordado?

¿Se puede ser puntual y al mismo tiempo ocupar altas responsabilidades?

¿La puntualidad es una cuestión relacionada con la edad, el género, etcétera?

¿La puntualidad solamente es ejercida por los que les sobra el tiempo?

Notemos que esta cuestión está ampliamente generalizada por lo que existen hasta normas legales para contrarrestarla. En tal sentido, el Parlamento nacional de Perú estableció que: “Disponer la publicación de los nombres de los Congresistas (sic) que no asistan puntualmente a las sesiones”. [7]

Cuando nuestras conductas afectan a terceros debemos justipreciarlas por los efectos generados en base a la opinión de los demás y no desde nuestra perspectiva; así la cuenta dará bien y evitamos el autoengaño basado en la autovalidación del incumplimiento.

La impuntualidad afecta la eficiencia. ¿Estamos dispuestos a cambiar?

¿Somos igualmente benévolos cuando los afectados somos nosotros? ¿Nos sentimos más menoscabados cuando el que llega tarde es alguien con menor jerarquía laboral, cumple tareas sociales poco reconocidas económicamente, etcétera?

¿Si las reuniones se posponen para otros días por nuestras frecuentes llegadas tarde, comenzaremos a ser puntuales?

¿Creemos que la impuntualidad ofende a los demás que la sufren por la decisión arbitraria de alguien en particular?

 

[1] Participó especialmente invitado en el “Taller Internacional de Manejo Holístico. OVIS XXI, TNC y FPN. Hotel Rayentray”. Puerto Madryn, Provincia del Chubut, Argentina. (2012). 

[2] Número que disminuye en una resta.

[3] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1113. Madrid, España. 1973.

[4] Bioy Casares, Adolfo. Una muñeca rusa. Planeta. Página 17. Buenos Aires, Argentina. 1995.

[5] Tute. Batu. La Nación, suplemento Espectáculos. Página 8. Buenos Aires, Argentina. 5 de noviembre de 2012.

[6] Tute. Batu. La Nación, suplemento Espectáculos. Página 14. Buenos Aires, Argentina. 10 de noviembre de 2012.

[7] Perú. Reglamento del Congreso de la República. Artículo 61°, inciso h).

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