Casi como una paradoja, Florinda dice que una de las causas por la que vive tantos años, es el no haber tomado remedios. De hecho no los hace hasta el día de hoy, y no porque desobedezca, sino porque no los necesita.

En sus documentos la mujer tiene 95 años de edad. Pero el detalle es que ella recuerda cuando fue llevada por su madre al Registro Civil de Esquel (Chubut) para ser inscripta. En la oficina esperaba su padre, a quien solo vio esa vez.

Hasta ese día, la mujer se llamaba María Clorinda, nombre que le había dado su madre, quien estaba separada de su padre.

Pero cuando el papá decidió hacerse cargo de la paternidad e inscribir a su hija en el registro civil, la niña tenía unos siete años, y la llamó Florinda. Eran otros tiempos y por mas que no le gustara, la niña no tenía derecho a opinar. “Era un nombre mas feo…”, recuerda la abuela.

Vivió en Esquel, Comodoro Rivadavia y Chubut. Hace menos de un año vive en El Calafate, a donde la trajo su hijo Luis, quien ya vivía en la nuestra ciudad junto a su esposa e hijos.

Como el matrimonio trabaja durante toda la semana, la abuela vive en el Hogar de Anciano, pero con contacto familiar todos los días, y principalmente los fines de semana, cuando va a la casa de su familia.

El cálculo que su hijo hace entre el documento de la mujer y su propio testimonio, da por resultado que Florinda cumplió 102 años.

El cumpleaños fue celebrado en el mediodía del jueves en el Hogar de Anciano, donde junto a otras 30 personas de la tercera edad que conviven en el hogar, familia e invitados, Florinda fue agasajada con un asado cocinado por su hijo, globos y manteles especiales para la ocasión.

“Vida tranquila, no tomar, no fumar y trabajo liviano”, son otras de las claves para su larga vida según cuenta con simpatía la abuela Florinda.

“Trabajar liviano y no salir mucho de casa, yo tejía medias de lana, no me gustaba salir mucho. Tuve una vida mas tranquila”, comentó en un diálogo con Ahora Calafate.