FOTO: ARV. LANDRÚ. TÍA VICENTA. AÑO III, N° 80. BUENOS AIRES, 17 DE FEBRERO DE 1959

“La comicidad que hallamos en las cualidades anímica e intelectuales de otras personas es también, claramente, el resultado de una comparación entre las mismas y nuestro propio yo, mas con la singularidad de que el producto de esta comparación es, la mayoría de las veces, el opuesto de la que llevábamos a cabo en el caso del movimiento o acto cómicos”. (2)

Sigmund Freud (1856-1939)

En la rica diversidad humana, por suerte, hay quienes poseen mayor sentido del humor y algunos lo exteriorizan muy particularmente, entre los que se encuentran varios políticos.

En esos casos, a veces, predomina el ejercicio del humor como parte de una estrategia que busca denostar a quienes piensan distinto y, en otras oportunidades como recurso del discurso público.

Es dable recordar que el director de cine, escritor y humorista español Francisco Regueiro (1934) escribió “Las relaciones entre el humor y la política, superficialmente, se llevan muy bien. Siempre que el humor se realice en términos generales o que pueda suceder en el imperio Austro-Húngaro. Siempre que critiquemos a Nixon, y no todas las veces. Siempre que dejemos nuestras viejas y soberanas instituciones en paz y respetemos eso del bien común. Pero yo creo que el humor es otra cosa. El humor es violento, destructivo. Y el sentimiento de la compasión es pernicioso y ridículo. Total, yo soy pesimista. Que, por otro lado, no está nada mal”. (3)

A raíz de la renuncia de la Primer Ministro de Gran Bretaña Theresa Mary May (1956), fue reemplazada (4) por Alexander Boris de Pfeffel Johnson (Al) (BoJo) (1964), de profesión periodista y de extensa actividad política partidaria. (5)

De sólida formación académica, (6) con larga y exitosa carrera como político, (7) siempre en el “Partido Conservador y Unionista” (Conservative and Unionist Party). (8)

Desde joven fue una persona extrovertida propenso a la humoradas, aunque en diversas oportunidades también fue criticado en ese sentido.

En su primer discurso como Líder del Partido Conservador, se presentó con un juego de palabras, mediante un acróstico. (9)

Con frecuencia en sus exposiciones públicas acompaña sus palabras con marcados gestos que, en general, le permiten lograr altos niveles de empatía con los auditorios.

Hay quienes tildan a su humor de meramente disruptivo, chabacano, efectista, vulgar, populista, etcétera, absolutamente alejado del británico con siglos de tradición como, por ejemplo, que existe un cargo formal y público: “Cazador Jefe de Ratones de la Oficina del Gabinete” (Downing Street, Londres).

“Su propensión a la bufonada fue siempre su mejor baza y su peor enemigo. ʻBoris tiene la virtud de convertir en un éxito lo que para cualquiera de nosotros sería un desastreʼ, declaró el propio Cameron (10)  cuando vio al entonces alcalde de Londres subido allá en la tirolina, en el frenesí de los Juegos Olímpicos (11) y en la antesala de la gran batalla del Brexit.

ʻLlegará un día en que tengas que elegir entre la comedia y la políticaʼ, llegó a decirle a Boris el veterano Michael Portillo”. (12) (13)