Martes 23 de Abril de 2024

OPINIÓN

6 de enero de 2019

Apuntes Ciudadanos: CARRERA POLÍTICA

Alejandro Rojo Vivot (1) en su primer columna y en su cuarto año con nuestro portal, nos acerca como en el Siglo XIX o en el Siglo XXI muchos políticos son atraidos por las luces de Buenos Aires.

FOTO: ARV. REVISTA CARAS Y CARETAS, CONTRATAPA. BUENOS AIRES, 21 DE JUNIO DE 1924

 

 

“El juego con palabras produce un franco placer a consecuencia de los ya citados factores del reconocimiento, etc., y no queda, por tanto, sometido a la represión más que en una escasa medida”. (2)

 

Sigmund Freud (1856-1939)

 

Con su particular ironía Eugenio Modesto de las Mercedes Cambaceres Alais (1843-1889), retrató a parte de los políticos de las provincias que migraban a Buenos Aires, buscando también el ascenso económico y social, algunos de ellos desarraigándose de sus orígenes; desde luego que hubo muchos otros que mantuvieron presentes sus respectivas historias y valores.

Como en el Siglo XIX, en el Siglo XXI fácilmente se puede apreciar esos procesos.

“¡Bien sabía Bonaparte que la ambición es una de las pasiones más vehementes del corazón humano!

Elevado de la nada al pináculo de la grandeza, hubiese creído que nuestro héroe no tenía más que pedir ni que hacer, que descansar a la sombra de sus laureles o, lo que es lo mismo, sobre la vereda de su casa saboreando un amargo en mangas de camisa y, sin embargo, un buen día se le ocurrió pensar que su pueblo, su país, como diría un diputado de las provincias, no era sino un rincón y, lo que es más, el último rincón del mundo.

El aspecto de la calle, el atrio de la iglesia, la plaza, la sociedad de su suegro el comandante, de sus amigos el médico y el cura, el ascendiente que ejercía sobre sus convecinos, la consideración que le tenían, todo lo que, en una palabra, constituye la vida del as de esa baraja que se llama vecindario del pueblo de campo, fue insuficiente a colmar la medida de sus aspiraciones, y, cómico de provincia, ambicionó las escenas de la capital.

Su esposa, por otra parte, soñaba con una casa en el barrio de la Concepción, (3) un coche para ir a Palermo y un palco en el Alegría; (4) no porque se sintiera intimada ante la perspectiva de lucir sus pesos y sus formas en un balcón de Colón, sino porque, ¿qué le importaba a ella, ni qué tenía que hacer en una representación de Hugonotes (5) si no entendía el italiano?

¡ʽLos Madgiaresʼ o los ʽLos siete grados del crimenʼ á la honne heures, eso sí que era divertido!

Con la bolsa gorda, ambos se decidieron, pues, a cambiar de barrio y a transportar sus penates a las alturas de la calle Independencia o Estados Unidos, entre Chacabuco y Lima.

Allí se establecieron, allí empezaron a tener familia y allí viven desde entonces.

Ella, caminando con pasos de gigante hacia la obesidad, de puro contenta y satisfecha al ver realizado su sueño: tiene casa, su coche, su palco y además relación con las familias decentes (6) del barrio, a las que, meses más meses menos, todos los años pasa recado comunicándoles que cuenta con un servidorcito más a quien mandar.

El hombre de influencia en la ciudad y campaña, donde dispone de amigos prontos a servirlos, miembro de la Sociedad Rural, de la Comisión de Higiene de la parroquia y de un club cualquiera, en cuyas filas milita a título y en su calidad de republicano de corazón”. (7)

 

[1] Expositor especialmente invitado en el “V Encuentro Nacional de Escritores”. Subsecretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Luján de Cuyo, Provincia de Mendoza, Argentina. (1993).

(2) Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1107. Madrid, España. 1973.

(3) En pleno auge, por los terrenos disponibles, la creciente actividad comercial y las vías de comunicación; actualmente es, aproximadamente, el barrio Constitución.

(4) Inaugurado el 23 de mayo de 1870 y cerrado definitivamente en 1885. Una parte significativa de la población interesada en el teatro, la ópera, la zarzuela, etcétera, la preferían a otras salas consideradas más elitistas; entre la concurrencia se contaba con aquellos provincianos que circunstancialmente estaban en Buenos Aires, como los legisladores y otros políticos que por sus responsabilidades residían transitoriamente en la Gran Aldea.

(5) Es probable que se refiera a la exitosa y popular ópera de Giacomo Meyerbeer (1791-1864), “Los Hugonotes” (1836).

(6) Persona o familia decente era un eufemismo unilateral que caracterizaba a un grupo social en desmedro de los asalariados, recientes migrados, sin propiedades inmobiliarias propias, etcétera.

(7) Cambaceres Alais, Eugenio Modesto de las Mercedes. Pot-pourri. Silbidos de un vago. AGEA. Páginas 53 y 54. Barcelona, España. 2001.

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