3 de mayo de 2019
“El fracking es una completa locura”
Lo dijo en una entrevista con la Revista VIVA en Buenos Aires, Greta Thunberg, ella es sueca, tiene 16 años y se comprometió con la lucha contra el cambio climático. Se convirtió en un verdadero ícono global para los jóvenes. Un ministro en Bélgica tuvo que renunciar luego de criticarla.
Nuestra colega Marina Aizen entrevisto para la Revista VIVA a esta chica adolescente que desde el año pasado comenzó a llamar la atención en su país Suecia y luego comenzó a tener más repercusión en el mundo.
Hace unas semanas estuvo en Buenos Aires y fue entrevistada para esta revista, a continuación la nota, lleva unos minutos leerla, pero es bueno para entender que mensaje los jóvenes nos están dando los adultos en el mundo y en Argentina también. Hoy a poco de comenzar las campañas políticas 2019, ojala el tema del medio ambiente, cambio climático o como quieran llamarlo, este en agenda, hasta el momento, por ejemplo, No hay ningún, hasta el momento, político que diga que Vaca Muerta no es viable existencialmente. Subsidiamos nuestra propia catástrofe. Una Lástima.
Pase y lea:
Con su pelo siempre trenzado y su carita redonda, la sueca Greta Thunberg (16) pasó de ser la “niña invisible”, a la que nadie le prestaba atención, a convertirse en un verdadero ícono global. Su foto está en la portada de los grandes diarios y revistas (desde el New York Times o el Financial Times hasta la revista Rolling Stone). Su nombre se corea en las manifestaciones estudiantiles porque es admirada por jóvenes en todo el mundo, que siguen lo que dice al pie de la letra. Los políticos de países poderosos quieren conocerla, pero ella los trata con desdén. Un ministro en Bélgica tuvo que renunciar luego de criticarla. Es la figura del momento.
Todo empezó en agosto pasado con un acto simple: sentarse frente al parlamento sueco con un cartel pintado en un cartón usado que decía “huelga escolar por el clima”. Una infrecuente ola de calor había arrasado Suecia, causando incendios forestales que nunca antes se habían visto. Greta había escuchado que los alumnos de una escuela de Florida (Parkland School), donde había ocurrido una terrible masacre, habían hecho huelga para protestar contra la venta de rifles semiautomáticos. Y como en su país había elecciones parlamentarias, la huelga le pareció un buen método para meter el tema del calentamiento global en la agenda. Pero los políticos pasaban al lado suyo y, por supuesto, no le prestaban atención.
Greta hizo huelga todos los días durante tres semanas, hasta que se realizaron los comicios. Y después, empezó a hacer protestas únicamente los viernes. Así nació, casi sin querer, el movimiento Fridays for the Future, que con huelgas y manifestaciones estudiantiles está sacudiendo al mundo entero. Las protestas se replicaron en Australia, Bélgica, Francia, Alemania, Inglaterra... Y hasta llegaron aquí. A veces de forma masiva, otras no tanto. En el proceso, Greta logró convertirse en la voz de una generación a la que le va a tocar la peor parte de la historia si no se detiene el aumento de la temperatura.
¿Por qué los chicos deben protestar contra el cambio climático?, le pregunta Viva en una entrevista exclusiva para la Argentina. “Creo que este fenómeno es global. Dado que la crisis climática nunca ha sido tratada como una crisis, la mayoría no tiene idea de la situación en la que nos encontramos. Muchos saben que algo anda mal y que es muy serio. Pero la gran mayoría no sabe cuán mal están las cosas y cuáles son las consecuencias”, responde.
¿Crees que tu generación está condenada?
No, aún no estamos condenados. Pero sólo tenemos 11 años para detener una reacción en cadena irreversible, fuera de nuestro control (NdR: esto es lo que concluyó el año pasado un informe del comité científico de las Naciones Unidas, llamado IPCC). Durante ese tiempo tendrán que haber ocurrido enormes cambios. A partir de hoy, los países ricos como el mío deben empezar a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero al menos en un 15% por año. Por lo tanto, el desafío es enorme. Pero todavía depende de nosotros. Todavía tenemos la opción.
Del rincón a la fama. Justamente por su popularidad, es difícil conseguir una entrevista con Greta. Sólo responde preguntas los viernes y hay que ponerse en fila y tener mucha paciencia porque la cola es larga. Ella misma no puede creer lo que le está pasando, después de haber crecido como una niña solitaria. En su cuenta en Twitter, devela por qué. Dice: “de 16 años con Asperger”. Este diagnóstico le llegó a los 11, cuando se hundió en una profunda depresión. Dejó de comer, de relacionarse y hasta de crecer, para desesperación de sus padres.
Greta viene de una familia de artistas. Su abuelo, Otho Thunberg, es un director de cine conocido en Suecia. Su padre, Svante Thunberg, es actor. Y su madre, Malena Emman, es una reconocida cantante de ópera. Como la madre volaba muy seguido en avión, y a ella le preocupaba mucho la cantidad de emisiones que se producían en cada gira, la terminó convenciendo de que parara de hacer viajes intercontinentales.
Greta también se convirtió al veganismo por la gran impronta que tiene el metano que produce la ganadería en el calentamiento de la atmósfera.
¿Todos deberían ser veganos? En un país como la Argentina esto puede sonar bastante chocante...
Nunca le digo a nadie qué hacer. Pero si queremos mantenernos por debajo de un aumento de temperatura de 1,5 grado centígrado (NdR: traspasar ese límite tendría consecuencias irreversibles, según la ONU), esa es una de las muchas cosas que tenemos que hacer. Pero el veganismo o dejar de volar, son decisiones voluntarias. De todos modos, comer menos carne nos ayudará a prevenir una fuga del calentamiento global.
Contame un poco un día en tu vida...
Cambia permanentemente. Pero la mayoría de los días me levanto a las 6 y voy a la escuela. Luego hago los deberes y otras cosas. Trato de responderles a los medios de comunicación una vez a la semana, los viernes. Pero mi actividad está creciendo y mi tiempo ahora es muy, muy limitado. Es genial en muchos sentidos, pero también mucho trabajo.
Pánico. El ascenso de la popularidad de Greta se volvió indetenible en diciembre pasado, cuando fue a Katovice, Polonia, a la reunión climática de las Naciones Unidas. Y luego en el Foro de Davos, en Suiza, donde se reúnen todos los años los más ricos e influyentes empresarios del mundo con los políticos. Le tomó 32 horas en tren llegar hasta esa localidad alpina. Y luego se quedó en una carpa, en la nieve, en vez de parar en un hotel. Allí, dijo una frase increíble: “Los adultos siguen diciendo que les debemos a los jóvenes la esperanza”. Frunciendo el ceño y jugando torpemente con sus notas, agregó: “Pero yo no quiero su esperanza. No quiero que tengan esperanzas. Quiero que entren en pánico”.
Ahora, los políticos no la ignoran: ella los ignora a ellos. Christine Lagarde, la jefa del FMI, quiso conocerla. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, la invitó a hablar ante la Asamblea General en Nueva York. Será en septiembre y ella viajará en un barco carguero desde Suecia. Tres parlamentarios noruegos la propusieron como candidata al Premio Nobel de la Paz. ¿Por qué todos quieren estar cerca de ella? Simple: por su tracción mundial y su mensaje tan articulado y claro.
Greta se enteró a los 8 que los humanos estaban modificando las relaciones físicas en la atmósfera mediante la quema de petróleo, gas y carbón, lo que provoca que el clima esté cambiando radicalmente en el mundo entero. Aún no puede creer por qué este tema no se ha convertido todavía en una prioridad política, dado que los científicos vienen advirtiendo del fenómeno hace ya treinta años.
Parecías muy confiada cuando hablabas delante de la gente en Polonia o en Davos. ¿Te escucharon? ¿O simplemente te tomaron como una nena linda?
Creo que algunas personas escucharon. Sigo recibiendo invitaciones a lugares que antes no hablaban de estos temas. Pero todavía hay una gran barrera que atravesar.
Hay quienes creen que la Argentina debería priorizar el desarrollo antes que el tema climático porque tenemos mucha pobreza. ¿Qué dirías?
Debemos darnos cuenta de que todo el mundo tiene que cambiar. Empresas, gobiernos e individuos. Cuanto más grande sea su plataforma, mayor será su responsabilidad. Cuanto mayor sea su huella de carbono, mayor será su deber moral. Por supuesto, los países más ricos, como los Estados Unidos, Alemania, Francia, Australia, Suecia, necesitan ir primero porque eso es lo que dice el Acuerdo de París. Pero creo que si un país como Argentina fuera el primero y comenzara realmente con políticas climáticas audaces y radicales, eso tendría un impacto muy, muy grande en el resto del mundo. Mira a Costa Rica (NdR: el país ha decidido que abandonará totalmente el petróleo en 2050). Me sorprende que no haya más naciones que aprovechen esta oportunidad única para convertirse en los líderes mundiales del mañana.
¿Por qué crees que la gente no se enoja con el cambio climático? ¿No entiende lo que está en juego?
Sí. Mi experiencia es que ni siquiera la mayoría de los políticos son conscientes de la situación. Todos hemos fracasado. Pero de alguna manera, algunos mucho más que otros.
Argentina tiene una enorme reserva de shale gas, llamada Vaca Muerta. La gente piensa que, si no lo explotamos, somos unos tontos. ¿Qué les dirías?
Si queremos salvar las condiciones de vida para las generaciones futuras del clima y evitar una reacción en cadena irreversible fuera del control humano, entonces los combustibles fósiles deben permanecer en el subsuelo.
¿Los niños deben protestar contra el fracking, la técnica para extraer el shale gas?
Absolutamente. El fracking es una completa locura.
Este es un año electoral en Argentina. ¿Cuál debería ser el mensaje de la juventud a todos los políticos?
Que se necesita una nueva forma de pensar. La única manera de hacerlo es empezar a tratar la crisis como una crisis. Declarar una emergencia internacional sería un gran comienzo.
Nota de Marina Aizen para la Revista VIVA
Por Pablo Perret
@VascoPerret
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