OPINIÓN
17 de abril de 2016
Apuntes Ciudadanos: Vendetta

En la columna de este domingo, Alejandro Rojo Vivot (1), nos habla de la historieta (comic) y como con estas obras se puede entregar contenido político e ironias en sus textos e ilustraciones. Uno de los ejemplo que siguen vigente es la saga llamada "V de Vendetta". Humor, Política y Afines XXI.
Ilustración: "Guy Fawkes in Ordsall Cave"
Ilustración de la novela “Guy Fawkes or the Gunpowder Treason” (1840) de William Harrison Ainswort (1805-1882).
“Esta sátira no hubiese sido tan mordiente si el autor hubiese tenido más que morder”.
Christian Johann Heinrich Heine (1797- 1856)
La inteligencia le sirve al humor y éste se vale de la misma para desarrollarse como un imperativo irrefrenable: dónde observa una oportunidad busca rápidamente la mejor forma de acercarse lo más posible, resguardándose todo lo factible con el fin de estar en condiciones para la próxima ocasión.
La historieta (comic) comenzó su poderoso derrotero, aproximadamente, con los trabajos del pintor y caricaturista suizo Rodolphe Töpffer (1799 1846); también incluimos aquí a las novelas o historias gráficas (historias a cuadros o cuentos dibujados, en su antigua denominación). El debate principal rondó en cómo encuadrarla académicamente y cuál es su nivel artístico en cuanto a forma de expresión; mientras tanto, ajena a esas discusiones se generalizó en casi todos los países, llegando a un público cada vez más extenso y entusiasta; en el siglo XXI el derrotero continúa con gran impulso. A veces, se las ha empleado partidariamente distorsionando el trabajo artístico.
Desde sus inicios el humor encontró cabida en la nueva forma de contar aventuras, describir dilemas, subrayar aspectos políticos, sociales, costumbristas, etcétera. A veces como una certera flecha y, la mayoría, describiendo elipses a las que hay que estar particularmente atentos.
Los británicos Alan Moore (1953), escritor y de David Lloyd (1950), ilustrador, crearon la aún muy vigente “V de Vendetta”, (1984-1987) que es una saga de diez entregas, de gran contenido político con agudas y excelentes ironías.
Cada historia y el conjunto son de extraordinaria hechura realzando el género por la calidad de cada cuadrito tanto por el argumento integral como por los textos y los dibujos en blanco y negro.
La trama está ambientada en Inglaterra, finalizando los 90ˈ, gobernada en forma autoritaria, que bien podría asimilarse a muchos otros países aún en el siglo XXI. Parte del mundo está autodestruido por una guerra nuclear; es una distopía (lugar no deseado), concepto acuñado por el filósofo, economista y político inglés John Stuart Mill (1806- 1873), que provoca un ¿cómo hicimos para llegar hasta aquí?
El personaje central emplea permanentemente la emblemática máscara con la fisonomía del católico londinense Guy Fawke (1570- 1606), [2] que esconde completamente el rostro con una sonrisa extrema y enigmáticamente amplia.
El argumento describe la rebelión [3 contra el absolutismo del Partido Norse Fire, conducido por Adam Sutler, cuyo lema es: “Fuerza a través de la pureza, pureza a través de la fe”, que controla los medios de comunicación social, los dádivas a únicamente sus aliados y favoritos, la corrupción, el temor de pueblo convertido en sumisión irreflexiva, la mentira política sobre la verdad, servicios de inteligencia que persiguen a los que rechazan al gobierno y a los “que bien se lo merecen”. Los principales enemigos son los que propugna la libertad individual ya que son “los que malogran al mundo”.
El Estado extendido al extremo donde “el diálogo no tiene sentido”, será la única solución a todo si la población obedece y aplaude al que enarbola el pensamiento único que es la única verdad sin discusión posible.
Al final, ya que “los ideales son a prueba de balas”, lo que comenzó con unos pocos se generaliza, buscando un cambio en libertad.
(1) Autor del libro de cuentos “Relatario”, dos ediciones. Editorial Dunken, Buenos Aires
[2] Fue uno de los líderes del fallido intento del derrocamiento del absolutista, despilfarrador e ilustrado Jacobo I (1566-1625), para restaurar la monarquía católica, mediante la “Conspiración de la pólvora”, ya que colocaron 36 barriles de explosivos en el sótano de Parlamento el 5 de noviembre de 1605, con motivo de la ceremonia Apertura de Estado.
[3] “Todos los ciudadanos tienen derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de fuerza enunciados en este artículo (actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático). Argentina, Constitución Nacional, artículo 36°.
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