Martes 16 de Abril de 2024

OPINIÓN

10 de septiembre de 2017

Apuntes Ciudadanos: CARAS Y CARETAS

Alejandro Rojo Vivot (1) en esta oportunidad nos habla de la gran publicación que nació en Uruguay y siguió en la Argentina siendo un éxito editorial. Pero también como algunos gobernante están alejados de la gente y pierden la perspectiva de lo que realmente pasa en nuestras sociedades. HUMOR, POLÍTICA Y AFINES LXXXVI

FOTO: ARV REVISTA CARAS Y CARETAS, BUENOS AIRES, 22 DE OCTUBRE DE 1904

 

 

“Cuando sin reflexionar he calificado de chiste una metáfora, creo observar instantes después que el placer que me ha proporcionado es de diferente cualidad que aquel que suelo deber a los chistes, y la circunstancia de que las metáforas chistosas sólo rara vez provocan la explosión de risa que confirma a un buen chiste, me hace imposible salir de mis dudas, obligándome a limitarme a los mejores y más eficaces ejemplos de este género”. [2]

 

Sigmund Freud (1856-1939)

 

Muy probablemente la revista Caras y Caretas, fue una de las mejores publicaciones en cuanto al humor político. Fue fundada en 1890, en Montevideo, por el humorista, poeta y periodista español Eustaquio Pellicer (1859-1937). Por invitación de Bartolomé Mitre Vedia (1845-1900) en 1898 se radicó en Buenos Aires, realizando una nueva versión de enorme éxito que finalizó en 1941. Luego hubo otros proyectos, pero eso es otra historia. [3]

“Cuéntase de cierto gobernador de no muy remoto estado, que yendo de viaje por tierras del mismo, entró con su comitiva á refrescar en la cantina de una de las estaciones en donde hacía parada, cuya cantina era casualmente atendida por un ciudadano británico de esos que suelen ser de carácter independiente y desembarazado decir (en cuanto al concepto, que no en cuanto a la sintaxis). Remojaron el señor gobernador y su comitiva que era numerosa y bien dispuesta a acompañar tragos y bocado, como lo son siempre tales acompañamientos y, llegado el momento de pagar, hizo el anglo-cantinero recuento de botellas con rápida ojeada diciendo luego con elocuente laconismo de Gran Capitán.

-Tantas copas, botellas y botellones, tantos millones.

Ante el monto inusitado de la cuenta sorprendiose el gobernador y no pudo menos que exclamar:

-¡Corcho! Debe ser muy escasa la bebida por aquí.

A lo que respondió prontamente el dueño del negocio:

-¡Oh, no! ¡La bebida estar mucho abundante aquí! Lo que está bastante escaso son los gobernadores. (…)

En fin: decadencia. Los aficionados á hacer oposición política, á la vez que dicen que el mejor retrato de un gobernante es el último que le sacan, cuando se marcha, establecen una estrecha relación de causa á efecto entre la decadencia de los ideales políticos y la actividad artística. Pero haya que creer que estas personas exageran.

Sin duda es más cierto que los grandes hombres no encuentran ya grandes pintores porque los que se sentían con vocación se han dedicado a pintar señoras, y es seguramente por esto que tantos presidentes no consiguen legar a la posterioridad rasgos que los inmortalice”. [4]

Ambos párrafos fueron escritos por el destacado autor argentino Arturo Giménez Pastor (1872-1948); algunas de sus obras son: “Cuentos”, “La rendición”, “Hacia las cumbres” e “Historia de la literatura española”.

La fina ironía del artículo citado recrea la tendencia, que se mantiene hasta el presente, de muchos gobernantes a estar a puertas cerradas en despachos o sobrevolar las regiones en avión o helicóptero, como el dejar estampada su figura para que perdure más allá de sus ideologías y resultados palpables. En las campañas electorales buscan conectarse con la gente dando la mano, alzando bebes, besando infantes, tomando mate en algún centro vecinal, visitando barrios, etcétera.

Ha pasado una larga centuria desde la antedicha publicación y siguen las promesas de que volveré

 

[1] Expositor en el “Taller sobre Elaboración de Proyectos”. Centro Analista en Recursos Humanos. Ushuaia, Tierra del Fuego. 8 horas reloj. Expositor. (2006). 

[2] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Página 1073. Madrid, España. 1973.

[3] Frase atribuida al controvertido Premio Nobel de Literatura, el británico Joseph Rudyard Kipling (1865-1936).

[4] Giménez Pastor, Arturo. Caras y Caretas. Buenos Aires, Argentina. 22 de octubre de 1904.

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