OPINIÓN
17 de septiembre de 2017
Apuntes Ciudadanos: BRUJERÍA ELECTORAL
El humor es una herramienta muy utilizada para el día a día de la humanidad. Alejandro Rojo Vivot (1) nos hace conocer a un exitoso escritor estadounidense que con su obra literaria "Apasionado por la bruja", mas tarde llegó al cine, también podría ser equivalente en el siglo XXI. HUMOR, POLÍTICA Y AFINES LXXXVII
FOTO: ARV REVISTA CARAS Y CARETAS, BUENOS AIRES, 10 DE OCTUBRE DE 1903
“No debemos confundir los procesos psíquicos que tienen lugar en la formación del chiste (elaboración del chiste) con aquellos que se verifican a su percepción (labor de comprensión)”. [2]
Sigmund Freud (1856-1939)
A veces, el humor se entromete en asuntos muy serios y relevantes, con altos impactos sociales como en la vida de muchos individuos; lo hace sin haber recibido invitación previa. Se instala para observar, con su particular atención, haciendo resaltar algunos aspectos frecuentemente solapados.
Pareciera que es el resultado de una irrefrenable pasión que, con gran capacidad, se desarrolla ingresando por los más mínimos intersticios calando hasta el fin de las estructuras más remisas a dejarse ver, como el financiamiento de la política.
James Thorne Smith, Jr. (1892 - 1934) fue un exitoso escritor estadounidense, que vendió millones de ejemplares popularizándose mediante las ediciones de bolsillo, la mayoría humorísticas. Sus obras se caracterizan por un humor que, algunas personas, las consideran subidas de tono, mientras otras son comedias pasatistas; casi siempre apelando a personajes fantásticos y a tramas predecibles que procuran entretener y hacer sonreír.
En “Apasionado por la bruja” (The Passionate Witch) (Diciembre de 1941, Amereon Limited, profusamente ilustrado por Werbert Rosse) hace confluir una serie de cuestiones como la matanza de, principalmente, mujeres acusadas de brujería en Salem, Massachusetts (1762), propugnada por fanáticos religiosos, los intereses económicos que influyen abiertamente en la política y el papel de los medios de comunicación social.
Una de las condenadas por la histeria de un pueblo, Jennifer, antes de morir en la hoguera, maldice a su victimario y a toda su descendencia a siempre fracasar en el amor.
En medio de parte del mundo en llamas por la segunda guerra mundial, reaparece fantásticamente y decide arruinarle el casamiento a Wallace Wooley, descendiente directo del responsable del bárbaro ajusticiamiento en nombre de la religión cristiana.
Wooley es candidato a Gobernador apadrinado por su futuro suegro que organiza una fastuosa fiesta de esponsales como parte principal de la campaña proselitista de quien será su yerno, para seguir influyendo personalmente en la política mediante arteras tramoyas pragmáticas que tan buen resultado generan si los principios y valores quedan solamente en los discursos.
Todo el desarrollo de la obra es una serie de enredos y situaciones jocosas que van perfilando los egoísmos y virtudes, con sucesivas apariciones fantasmales incluyendo escobas voladoras que en vez de atemorizar hacen, por lo menos sonreír.
En 1942 se estrenó la versión cinematográfica, “Me casé con una bruja”, dirigida por el célebre y pionero el galo René Clair (1898-1981), miembro de la Academia Francesa, que había escapado a Estados Unidos de América del avance del nazismo en su país.
La historia se desarrolla entrecruzándose la campaña electoral, los amores y desamores, las peripecias de los aparecidos del siglo XVII en el siglo XX lleno de novedades y extrañezas como la silla eléctrica considerada mucho más humana que la hoguera.
El final, en estas líneas queda en secreto, aunque es posible que sea evidente a tal extremo que el triunfo electoral, por arte de magia negra, podría ser equivalente a algunos casos del siglo XXI.
[1] Co organizador y Expositor en la Cátedra Abierta de Derechos Ciudadanos. Carta Abierta, Centro Educativo “Joven Labrador” y Participación Ciudadana. Hotel Posada Los Álamos. El Calafate, Provincia de Santa Cruz, Argentina. 12 horas reloj. (2006).
[2] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Páginas 1056 y 1057. Madrid, España. 1973.
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