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OPINIÓN

14 de enero de 2018

Apuntes Ciudadanos: LA HISTORIA QUE SE REPITE

Cuando la historia se repite en nuestras vidas, en nuestra sociedad, etc, significa sin dudas que no hemos aprendido la lección. Por eso, una vez más, Alejandro Rojo Vivot (1) reflexiona lo importante de la activa participación ciudadana de cada uno de nosotros. HUMOR, POLÍTICA Y AFINES CIV

FOTO: ARV. TAPA REVISTA CARAS Y CARETAS. BUENOS AIRES, 26 DE ABRIL DE 1924

 

“La risa surge cuando cierta magnitud de energía psíquica, dedicada anteriormente al revestimiento de determinados caminos psíquicos, llega a hacerse inutilizable y puede, por tanto, experimentar una libre descarga”. [2]

 

Sigmund Freud (1856-1939)

 

Cuando la historia se reitera es un grave indicador de que poco hemos aprendido. La política, en democracia, es de extraordinaria relevancia; la activa participación ciudadana contribuye en mucho a mejorarla notablemente.

Con mordacidad la ficción literaria también contribuye:

“Una vez le invadieron el edificio con orden del juez de menores, se llevaron nada menos que siete muchachas entre los catorce y los dieciséis años. Hartos como estaban de conocer que había menores se hicieron los indignados padres de familia. Baba después sacó en limpio que la diligencia la había programado el juez pero que le había avisado a la policía con anticipación. Si él untaba la mano de la secreta continuamente, ¿qué les costaba pasarle el aviso? Y encima, le cerraron el burdel por contraventor. Si no tuviera amistades influyentes en los tribunales (algunos magistrados locos por las muchachitas imberbes), si no fuese por los poderes de Exu, habrían arruinado su negocio y acabado con sus costillas en la cárcel.

Otra vez, con el pretexto de una denuncia falsa, inventada por la misma policía, de que vendían drogas en la casa, le cerraron el establecimiento por una semana, le dictaron auto de prisión y lo tuvieron detenido todo un día y una noche a pesar de que movilizó sus dineros. Salir de ese lío le había costado los ahorros de cinco años, guardados moneda a moneda, para la compra de un edificio vecino que estaba en litigio. (...)

-Quiero hablarle en privado –declaró Dalmo García.

Para sacarme plata, pensó Baba. El detective no figura en su agenda mensual de pagos pues actúa en el sector de la droga y de drogas y drogados Baba no quiere saber nada. Enviciado en la droga, Delmo Coca viene a hablarle.

De los tres socios de la nueva empresa destinada a acoger, proteger y alegrar a los heroicos defensores de la civilización occidental en su rápida escala en el puerto de Bahía, defendiéndoles la salud, aumentándoles la potencia y la posibilidad de ensueño, el detective Coca era, de lejos, el menos ignorante y el más tonto. (...)

-¿Quiere vender coca, aquí, en mi casa?

No sólo eso, mi estimado. Como responsable de la importante cantidad de coca ya encomendada, debiendo recibirla al día siguiente, Dalmo busca un lugar seguro donde guardarla hasta el momento de su venta al menudeo. (...)

Dalmo se contentó con amenazas. Piénselo dos veces antes de negarse a conceder a los hombres de la policía especializada un pequeño favor. ¿No está al salir la orden de traslado? Esta vez se viene con palanca muy alta y hay que cumplir en pocos días. Mañana se traslada a las mujeres de Barroquinha hacia Ladeira de Bacalhau. En seguida se va Maciel. Los burdeles de esta zona irán a ocupar los viejos edificios del Pilar, sólo dos o tres están en condiciones. Todo el puterío va a desaparecer del centro para instalarse en la Ciudad baja, al pie de la montaña. Si quiere puede estar bien con la policía para tener franquicias y ventajas, si quiere puede estar en la lista negra. Dueño de un negocio tan grande y floreciente, Baba debe mantenerse en paz con los tiras. Dalmo Coca volverá mañana al atardecer para concertar los detalles. A lo mejor ya traerá la coca. (...)

-Mirabel dio todo el dinero que tenía al comisario Labao, él se lo guardó y todo quedó igual, tiene que mudarse lo mismo que las otras. (...)

La otra cosa que le disgusta es el dinero que se desperdicia con los policías. Mantiene su negocio en perfectas condiciones, en orden, no explota menores, no trafica con drogas, no permite peleas en las pensiones, entonces se siente robada, víctima de la explotación más injusta y sórdida cuando tiene que echar mano a sus ahorros destinados a sus tierras de San Gonzalo dos Campos, para engordar a tipos como Peixe Caçao, por ejemplo, un inmundo capaz de abusar de sus propias hijas.

Ese mismo día estuvo allí el perverso y le sacó plata con el pretexto de preparar el ambiente para la llegada de los marineros americanos. No contento todavía la amenazó con el traslado de la zona. Si Paulina quería quedarse en el Pelourinho que preparase la bolsa pues le iba a costar caro y, asimismo, las garantías serían precarias. (...)

-¡Qué arbitrariedad, qué abuso! Hoy estuvo acá el tal Peixe Caçao, me quiere sacar plata por el asunto del traslado.

-Pero la gente de Barroquinha no se va a mudar.

A doña Paulina se le salieron los ojos:

-¿Van a desobedecer? ¿Y las consecuencias?

-Si todos desobedecen no hay consecuencias. (...)

-¡Qué locura! Lo único que se puede hacer es pagar, llenarles los bolsillos, siempre fue así. Peixe Caçao, ese miserable ya empezó a cobrarme. (...)

El traslado significa la ruina y debo entregar a los tiras los ahorros amasados con sudor y sangre”. [3]

 

[1] Expositor en la “VIII Feria del Libro”. Escuela 13. Ushuaia, Provincia de Tierra del Fuego, Argentina. (2003). 

[2] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1112. Madrid, España. 1973.

[3] Amado, Jorge. Teresa Batista cansada de guerra. Editorial Losada. Quinta edición. Páginas 427, 428,  429, 430,

433, 436, 437. Editorial Losada. Buenos Aires, Argentina. 10 de octubre de 1974.

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