Jueves 28 de Marzo de 2024

OPINIÓN

31 de marzo de 2019

Apuntes Ciudadanos: EMPARDANDO

Alejandro Rojo Vivot (1) en la columna de hoy nos acerca a un escritor y periodista italiano que con parte de su obra instaló grandes debates en su sociedad y que en nuestros días siguen vigentes. HUMOR, POLÍTICA Y AFINES CLVIII.

FOTO: ARV. REVISTA CARAS Y CARETAS. CONTRATAPA. BUENOS AIRES, 27 DE OCTUBRE DE 1906

 

“El placer humorístico que conseguimos al conocer y, por tanto, sentir a posteriori algo que ha sucedido a otra persona nace, como pudimos ver en los que anteceden, de una técnica especial, comparable al desplazamiento, por medio de la cual queda hecho superfluo el desarrollo afectivo que nos hallábamos dispuestos a llevar a cabo y es guiada la carga psíquica hacia otro elemento con frecuencia accesorio. Pero con esto no ganamos nada para la comprensión del proceso por medio del cual se realiza en la persona humorística el desplazamiento que la aleja del desarrollo afectivo. Vemos que la persona receptora realiza, por imitación, los procesos anímico a que antes se desarrollaron en el sujeto; pero esta observación no nos proporciona dato alguno que nos aproxime al conocimiento de las fuerzas que hacen posible este proceso imitativo”. (2)

 

Sigmund Freud (1856-1939)

 

El periodista y escritor italiano, que en su vida fijó públicamente su postura política, Giovanni Guareschi (1908-1968), plasmó también humorísticamente parte de los grandes debates de su país, que tuvieron instancias muy activas como al redactarse la Constitución una vez terminada la Segunda Guerra Mundial y la dictadura fascista.

Con pequeñas historias pueblerinas describió dilemas universales que en el Siglo XXI siguen vigentes.

“(El Párroco, irrumpiendo en la sede del Partido Comunista local donde se debatía el accionar con respecto a la libertad religiosa y de la Iglesia Católica como Estado independiente de Italia) En aquel preciso instante se abrió la puerta de la habitación y entró don Camilo con el hisopo en la mano, seguido por dos acólitos que llevaban el calderillo del agua bendita y la cesta para los huevos.

Se produjo un silencio de hielo. Sin decir palabra, don Camilo avanzó unos pasos y asperjó con el agua a todos los presentes. Luego entregó el hisopo a un monaguillo y dando una vuelta en torno fue dejando en la mano de cada uno de los presentes una imagen.

-No, a ti una de Santa Lucía (3) –dijo don Camilo al llegar a Pepón- (4), para que te conserve la vista, compañero.

Luego roció abundantemente con agua bendita el gran retrato del Jefe, haciéndole una corta reverencia, y salió cerrando la puerta. Y fue como si hubiese pasado el viento embrujado que convierte en piedra a la gente.

Con la boca abierta Pepón contempló aturdido la estampa que tenía en la mano, luego miró hacia la puerta y explotó en un alarido casi animal:

-¡Agárrenme o lo mato!

Lo agarraron, y así don Camilo pudo volver a su casa con el pecho hinchado como un globo, tanto le rebosaba de alegría.

El Cristo del altar estaba cubierto aún con el triángulo de terciopelo, pero igualmente vio a don Camilo cuando entró a la Iglesia.

-¡Don Camilo! –llamó con voz severa.

-Jesús –respondió con calma don Camilo-, si bendigo las gallinas y los terneros, ¿por qué no podría bendecir a Pepón y sus hombres? ¿Tal vez he errado?

-No, don Camilo, tienes razón. Pero eso no quita que seas un pícaro”. (5)

 

[1] Expositor en el “Taller: Turismo accesible”. Centro de Estudios Superiores. 12 horas reloj. Hotel Posada de los Álamos. El Calafate, Provincia de Santa Cruz, Argentina. (2009). 

(2) Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Editorial Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1165. Madrid, España. 1973.

(3) Santa Lucía, (283-304) mártir por sus convicciones religiosas, en el gobierno de Cayo Aurelio Valerio Diocleciano Augusto (284-305), emperador romano (284-305). La Iglesia Católica la considera patrona de las personas con discapacidad visual.

(4) Alcalde; Partido Comunista.

(5) Guareschi, Giovanni. Don Camilo. Un mundo pequeño. Editorial Guillermo Kraft. Segunda edición. Página 113. Buenos Aires, Argentina. Abril de 1952.

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