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23 de agosto de 2016

Madre santacruceña declaró en juicio de su hijo desaparecido

​Catalina Sánchez tiene 91 años y abrió la ronda de testimonios en el primer día del juicio por la desaparición de uno de sus hijos. Esperó 40 años. Eduardo, habló con FM Dimensión sobre la desaparición de su hermano Ricardo Cittadini.

 

Con las primeras declaraciones testimoniales, este martes comenzó el juicio por la desaparición del santacruceño Ricardo Cittadini, ocurrida a partir del 17 de agosto de 1976, cuando fue levantado por la Policía Federal de una plaza del barrio de Constitución (Buenos Aires)

El entonces joven de casi 22 años había nacido el 15 de noviembre de 1954 en Gobernador Gregores (Santa Cruz).  Fue uno de los 11 hijos de un matrimonio compuesto por Julio Cittadini y Catalina Sánchez, esta última también santacruceña, nacida en la actual Comandante Luis Piedra Buena.

Cuando Ricardo tenía 6 años su familia se mudó hacia la chubutense Trelew, donde terminó sus estudios para luego ir hasta La Plata (Bs. As.) para seguir estudios universitarios, donde comenzó a militar en la Juventud Peronista de la rama Universitaria.

Recién 40 años después, dos policías que tuvieron su control comenzaron a ser enjuiciados, el entonces jefe de la comisaría Miguel Alcides Viollaz y el suboficial Nicomedes Mercado.

La madre del desaparecido, conocida como “Catita”, hoy de 91 años, fue la primer testigo de parte. Catalina recordó los últimos contactos con su hijo, la noticia de su desaparición y la peregrinación por comisarías, oficinas públicas y hasta iglesias en su búsqueda.

Hermanos mayores de Ricardo, también declararon en la primera audiencia del juicio que se comenzó a desarrollar en la planta baja de Comodoro Py 2002 de Buenos Aires.

Eduardo

Eduardo, hermano menor de Ricardo, dijo minutos antes de comenzar el juicio:  “Es una mezcla de sensaciones, como que sobresale algo de alegría después de 40 años de obstáculos y de silencio”.

El ingeniero agrónomo (como su padre), que con el paso de los años volvió a la provincia a vivir a Río Gallegos y Gobernador Gregores, habló con el programa Turno Mañana de FM Dimensión de El Calafate, pocos minutos antes de ingresar a la sala del juicio.

Recordó que es una justicia parcial la que llega, ya que dos son los policías procesados y que cumplen prisión domiciliaria por tener mas de 80 años, pero que hay otros efectivos involucrados a los que todavía no se los pudo procesar por el secuestro de Ricardo.

El uruguayo Ricardo Camino Gallo fue detenido junto a Cittadini, pero quedó liberado. Pesó el ser un refugiado de la ONU. Fue quien avisó a la familia de origen santacruceño sobre la detención de Ricardo.

La familia comenzó la búsqueda. La comisaría 28 negó la detención de Ricardo, como también los demás estamentos estatales.

Eduardo Cittadini explicó que desde 1984 que la familia sabe sobre quienes actuaron en la detención de su hermano.

Las leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida” frenaron la investigación. “Fue una parálisis total judicial, pero también una parálisis a nivel familiar, de cómo seguir y no tener mucha fuerza para continuar”, recordó.

En el 2005 la familia logró que se desarchivara la causa para originar que en el 2009 se pidiera la indagatorias de los policías que participaron en la detención.

En el 2013 el juez federal Daniel Rafecas indagó a dos de los policías y les dictó la Prisión Preventiva.

El juicio sienta precedentes porque es la primera vez que con el enjuiciamiento de los policías se cuestiona el funcionamiento de una comisaría de la Policía Federal, como un lugar de detención y desaparición de personas.

“Tenía 5 años cuando Ricardo desapareció, por un lado no tengo recuerdo de él, y por otro lado no tengo otra vida sin este hecho. Es una ausencia muy presente”, comentó Eduardo Cittadini en la misma entrevista con la radio calafatense.

Sobre el vivir de la familia, luego de la desaparición de Ricardo, su hermano comentó: “Mis viejos no pudieron sentarse a llorar, tuvieron que buscarlo, pero también atendernos y criarnos a nosotros. Seguimos festejando cumpleaños,  yendo de vacaciones, y siguiendo una vida dentro de todo normal. Cuando mamá quería llorar se encerraba para que no la viésemos. Luego de un mes de búsqueda mi papá volvió destrozado y nunca mas habló del tema, él falleció en 1997”, siguió relatando.

“No saben lo que me piden”

Antes de ser apresado por los policías, Ricardo sabía que corría riesgo. Era militante de la Juventud Peronista Universitaria, y así se había confesado ante sus padres, 15 días antes de su desaparición.

El joven había advertido a sus padres sobre que corría riesgo, a tal punto que no podría darles su dirección.

Madre y padre trataron de convencerlo que volviera a Trelew, que incluso dejara temporariamente sus estudios. El joven no quiso.  Discutieron fuerte padres e hijo. Ante la insistencia del matrimonio para que dejara estudios, militancia e incluso Buenos Aires, llorando el estudiante dijo: “No saben lo que me piden”, frase que luego Eduardo utilizó para titular un libro y a un documental.

“La militancia se negó mucho también en la familia. Hasta el 2005 no teníamos muy claro que era hablar de la militancia”, dice ahora Eduardo Cittadini.

 

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