Miércoles 17 de Abril de 2024

OPINIÓN

4 de septiembre de 2016

Apuntes Ciudadanos: OJO POR OJO

En la columna de hoy, Alejandro Rojo Vivot (1), nos hace reflexionar en distintos aspectos como, el humor, la discapacidad, los males de vivir en una sociedad con altos niveles de corrupción y ejemplos de como eramos y somos los seres humanos en la historia. HUMOR, POLÍTICA y AFINES XL.

Ilustración: A. Rojo Vivot y Rafael Durante. DisHumor. Tercera edición. Editorial Dunken. Buenos Aires

 

“Si hasta ahora hemos hallado que siempre que una comparación nos parecía chistosa debía el producir esta impresión a una intromisión de algunas de las técnicas del chiste que ya conocemos, otros ejemplos parecen confirmar que una comparación puede también ser chistosa por sí misma”. [2]

 

Sigmund Freud (1856-1939)

 

El humor también es una actitud personal que integra la personalidad de muy diversas maneras, además de ser, eventualmente, una manera de exteriorización y, a veces, una magnífica estrategia de escape cuando se llega a altos niveles de saturación como, por ejemplo, al convivir en una sociedad con elevados niveles de corrupción y de impunidad, países ricos con ingentes cantidades de habitantes paupérrimos, espurios discursos políticos voluntaristas que ofenden a la inteligencia, etcétera.

Las normas legales establecen políticas públicas de ahí la importancia de conocerlas y evaluarlas para comprender, en parte, los valores culturales predominantes y sus consecuencias.

La historia reúne un cargado bagaje de decisiones relacionadas con las personas con discapacidad que, hoy en día, resulta interesante tenerlas presentes aunque sea para no repetirlas ni en versiones modernizadas. Los manuales escolares poco aportan al análisis crítico.

Los sumerios inventaron y emplearon la escritura cuneiforme, [3] por lo que nos legaron su célebre babilónico “Código de Hummurabi”, [4] con 282 artículos, que tanto influyó hasta el desarrollo del cristianismo, por lo menos, en algunos aspectos principales. [5] El que pudimos observar personalmente en varias oportunidades, está en un monolito de diorita de unos 2, 25 metros de altura en el Museo del Louvre.

Esta norma legal estipuló, entre otras, en diez ciclos (sheckel), los honorarios máximos que podían cobrar quienes practicaban la cirugía oftalmológica pues, en ese entonces, la regulación del mercado privado de la salud era considerada una conveniente política pública.

También se ocupó de la protección de los enfermos con problemas en la visión: “se cortará la mano al médico que, equivocando la operación, con el cuchillo de bronce, provoque la muerte del paciente o su ceguera, condenando a la mendicidad al desgraciado”. [6]

Nótese como en los pueblos mesopotámicos tenían en claro que debían intervenir para evitar la especulación con respecto a algunas de las necesidades básicas de parte de la población y penaban con rigurosidad la mala práctica profesional. Además, recuérdese que en esa época poseer una discapacidad, muy posiblemente, significaba tener casi nulas posibilidades de trabajar y trasladarse. Ojo por ojo era la filosofía de compensación, que el cristianismo cambió radicalmente: “dar la otra mejilla”.

En el siglo XXI, el del desarrollo de la civilización, siguen existiendo prácticas punitivas mediante la amputación y la pena de muerte.

 

[1] Beca integral: Programa de Entrenamiento Red de Desarrollo Integrado. Fundación Dom Cabral y Fundación Avina. 130 horas reloj. San Pablo, Brasil. (2012). 

[2] Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Página 1075. Madrid, España. 1973.

[3] Forma más antigua de escritura, basada en caracteres rectos, que se registraban en pequeñas tablas de arcilla húmedas con elementos punzantes que fueron evolucionando con el avance de la humanidad de la actual Asia. Se llegaron a emplear unos 2.000 signos diferentes que se acuñaban en cuadrículas, en donde la ubicación también tenía un sentido determinado.

[4] Hammurabi, rey de Babilonia fallecido en 1750 a. C.

[5] Un ejemplar original del Código se encuentra en el Museo del Louvre, París, Francia, como parte del patrimonio histórico removido de su lugar natural.

[6 Código de Hummurabi. Artículo 218.

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