Viernes 29 de Marzo de 2024

23 de octubre de 2016

Ojalá nunca nos pase

El aeropuerto local tuvo simulacro integral después de 13 años. La hipótesis fue el accidente de un avión al momento de despegue. Fueron movimientos controlados y con un mínimo de víctimas. El operativo no se terminó por un caso de atención real. Mirá el video.

Casi como un juego para los participantes, casi como un juego para quienes pudieron ser de espectadores, pero con el pensamiento interno en cada uno sobre que puede ser real y dejará de ser ficción.

El simulacro realizado en el aeropuerto concentró la actividad de varias instituciones de la ciudad para analizar la capacidad de respuesta de cada sector ante la posibilidad de un hecho que poco tendrá de lúdico.

Después de 13 años el aeropuerto Armando Tolda, de El Calafate, cumplió con uno de los requisitos que establece la Organización de la Aviación Civil (OACI) de comprobar la efectividad de su plan de emergencia mediante un simulacro.

La idea que un avión sufra un accidente al momento de despegar y que termine fuera de la pista, incendiado, fue la hipótesis en la que se basaron los movimientos del personal de las diferentes instituciones.

Una maqueta metálica, construida por bomberos de la Policía Federal, fue colocada a un costado de la cabecera oeste. A los pocos metros se inició un foco de incendio.

El alerta del accidente puso en funcionamiento al mecanismo previsto en un plan de emergencia que había sido presentado en el mes de junio por parte de la ANAC, Administración Nacional de la Aviación Civil.

Los primeros en llegar fueron las autobombas de los bomberos. Atrás la primera ambulancia de la empresa que presta servicio en pista de ese aeropuerto.

El supuesto accidente iba afectar a unos 50 pasajeros, pero finalmente fueron muchos menos. Los actores locales que habían sido anunciados como parte del simulacro no pudieron estar porque no se contaba con los seguros correspondientes.   

Una veintena de voluntarios fueron dispuestos a varios metros de la maqueta y del pequeño incendio. Cada uno cumplía con una consigna que significaba un estado de salud. Diferentes lesiones fueron planteadas para los supuestos heridos. Había quienes solo tenían algún simple golpe o corte, y otros en estado de gravedad.

El primer trabajo de los rescatistas era identificar a los pasajeros que estaban dispersos en el suelo y llevarlos a un sector donde mediante banderines de colores (rojo, amarillo y verde) se hizo la primera clasificación.

En la escena del accidente se hizo el primero “triage”, palabra francesa que significa clasificar o seleccionar.

De acuerdo a las prioridades, los pacientes fueron trasladados al hangar del aeroclub, ubicado a unos 100 metros de la aerostación. Allí se hizo el segundo “triage”. Los profesionales médicos y enfermeros realizaron la primera atención y establecieron prioridad para el traslado en ambulancia al hospital de la ciudad (a 20 kilómetros).

El plan del simulacro comprendía que los supuestos pacientes fueran trasladados solo hasta la puerta de ingreso del sector de guardia del hospital.

Para el tráfico de las ambulancias, la policía provincial cortó el tránsito de vehículos particulares en el acceso de la ciudad.

En la oficina central de ANAC se concentró el COE (Comité de Emergencia) donde se recibieron las informaciones por parte de las áreas actuantes, y desde donde se impartían las órdenes necesarias.

Las imágenes y relatos periodísticos pudieron obtenerse porque la ANAC dispuso de sectores preferenciales para periodistas, algo que en un caso real no sucedería, quedando vedada la presencia de medios dentro del área de operaciones.

El simulacro no pudo completarse. En la parte final se planteó un “Código Azul”, señal que indica que se debe parar el simulacro ante una emergencia real. Ahora Calafate supo que una de las voluntarias sufrió una descompensación por lo que debió realizarse una atención y traslado real. Nada grave.

Este portal también conoció que al comienzo del simulacro también existió un corte de energía eléctrica en el aeropuerto, una situación inesperada de la que no quedó claro si formaba parte del simulacro o si fue una coincidencia.

La falta de energía significó problemas para los sistemas de comunicaciones.

Al mismo tiempo un accidente real ocurrió en zona urbana, una coincidencia que mostró que pueden existir varias emergencias a la vez, demandando mayor coordinación y optimización de recursos.

El simulacro sirve para saber qué tan aplicable es el plan de emergencia y si los implicados están en condiciones de responder.

Cada institución debe realizar también su propio análisis interno, sobre cómo fue su desempeño y puntos a mejorar.

La coordinación entre las instituciones tuvo una prueba, que ahora deberá tener una calificación.

Para los próximos días se prevén reuniones entre los participantes para hacer el análisis de las actuaciones.

Durante el simulacro se fueron tomando registros fílmicos, fotográficos y grabaciones de las comunicaciones que servirán para tener un panorama de las formas y tiempos de respuestas que tuvo la emergencia.

Las conclusiones serán sobre la coordinación, tiempos de respuestas y metodologías utilizadas.

Al ser un simulacro fueron movimientos de personas y vehículos totalmente controlados, con un aviso a la comunidad de mas de tres meses, con un mínimo de víctimas, sin desborde de pacientes ni familiares desesperados, sin medios de prensa ni redes sociales que se digan y contradigan al mismo tiempo, y sin otros aviones esperando aterrizar o despegar, solo por citar algunos de los otros factores que componen una situación de emergencia. Ojalá nunca nos pase.

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