12 de mayo de 2016
Otra vez el fantasma del suicidio de policías.
En menos de dos semanas dos efectivos se quitaron la vida. En tres años ya son 10 los policías suicidados. En El Calafate, desde los casos Benítez y Juárez, nada cambió. Los exámenes psicológicos de ingreso son las claves pero hay denuncias de corrupción.
En menos de 15 días dos policías se mataron en diferentes puntos de la provincia, y otra vez el fantasma del suicidio de viste de azul.
Este jueves por la tarde, el oficial ayudante Morales se pegó un tiro con su arma reglamentaria, aparentemente luego de una discusión con su pareja.
Ahoracalafate.com.ar supo que fue alrededor de las cuatro de la tarde, hora en la que debía ingresar a su guardia de la comisaría de Puerto San Julián, localidad ubicada en el centro costero de Santa Cruz.
Como el joven no llegaba a la comisaría un compañero lo fue a buscar hasta su casa. Vio a su pareja, afuera llorando, y escuchó el estampido del disparo.
El de Morales es el segundo caso en pocos días, pero uno mas de una lista que cada vez se hace mas extensa, y que parece no tener tope.
La falta de medidas de prevención de fondo, un aire de corrupción policial, y complejas y diversas realidades sociales, hacen que la lista de suicidios parezca no tener fin.
En las últimas horas de abril, un suboficial de la misma policía provincial se ahorcó en su casa de la calle Elcano de Río Gallegos. El cabo 1ro Gelves, hermano menor de un oficial de muchos años de la misma fuerza, fue encontrado ahorcado.
Son muchos
En los últimos tres años se llevan contados al menos 10 policías en ejercicio que se quitaron la vida. La mayoría lo hizo pegándose un tiro con su arma reglamentaria.
Seis policías usaron su pistola 9 milímetros para dispararse, mientras que tres se ahorcaron y 1 se arrojó a un vacío.
De una estadística elaborada por la asociación de policías de Santa Cruz, a los que se le suman los recientes casos, surge que mas de la mitad de los suicidados eran jóvenes que no superaban los 28 años, quienes estaban en el primer o en el segundo rango de la carrera policial.
La mayoría fueron integrantes del escalafón de suboficiales.
La crisis de El Calafate
A la cifra de los 10 suicidios desde el 2003 hasta la actualidad se le tiene que sumar el simbólico caso del suboficial Benítez, que en agosto de 2011, en nuestra ciudad, mató con su arma a sus dos hijos de 5 y 7 años, y a su ex esposa que estaba embarazada de seis meses, para luego suicidarse.
A menos de dos meses, el suboficial Juárez, compañero de Benítez, se pegó un tiro en su casa del barrio Cerro Calafate.
Los hechos de El Calafate marcaron la crisis de la policía santacruceña. Desde el juzgado de instrucción de esta ciudad, familiares y desde la asociación de policías de la provincia se comenzó a pedir que los efectivos de la fuerza de seguridad comenzaran a ser evaluados psicológicamente en forma periódica, a manera de detectar problemáticas, y así prevenir hechos similares.
Pasaron casi cinco años y nada cambió. Las diferentes gestiones de la conducción policial no generaron ninguna herramienta para detectar y prevenir posibles casos de suicidios o de homicidios que involucren a su personal.
Los policías de Santa Cruz siguen siendo evaluados solo al momento de ingresar a la fuerza, cuando se realizan los tests para conocer si dan con el perfil que la institución busca para sus efectivos.
Ya una vez con el uniforme puesto, un policía debe dar otro apto psicológico para recibir un arma, lo que puede ocurrir casi un año después, dependiendo de cuestiones presupuestarias.
Luego de la entrega del arma, el efectivo solo es evaluado psicológicamente cuando pesa una denuncia en su contra por algún comportamiento que está fuera del reglamento, o por situaciones especiales como la muerte de un familiar.
Habitualmente son casos de denuncia por apremios o de violencia intrafamiliar.
Causales
Si bien no se conocen cifras exactas y oficiales, en las mismas filas policiales se entiende que la PSC es la que registra mayor índice de suicidios del país.
El tema genera diferentes opiniones según los ámbitos que traten el tema. Ante la pregunta de los por qué se suicidan los policías santacruceños se encuentran varias opiniones que mezclan la presión social, el régimen interno, y hasta la cuestión salarial.
Al conocer los problemas por los que atravesaba la mayoría de los suicidados, estos no distan mucho de los de cualquier otro trabajador: economía limitada, baja estima por la imagen de su trabajo ante la sociedad, desarraigo (muchos vienen de otras provincias) y problemas conyugales; en el fondo una grave limitación para no poder resolver problemas de la vida misma.
Hay una explicación no técnica y lógica, que indica por qué los suicidios se dan en la policía y no en el círculo de médicos, abogados, docentes o porteras de escuela que tienen los mismos problemas: tienen un arma a su alcance.
El policía recibe una formación que le indica que la pistola es parte de su vida y hasta de su cuerpo, y que como tal es utilizable en cualquier momento, para definir una situación.
Es la utilización del arma, y el evitar tener cuestionamientos sociales y legales, lo que hace que el ingreso policial tenga a los exámenes psicológicos como principal filtro.
Las evaluaciones que se toman antes que el postulante realice el curso de ingreso están seriamente cuestionadas.
Ingresos: la clave
En el 2012, una psicóloga de la misma policía denunció ante el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Cruz que su superior, hoy actual Jefe de Personal de la Policía Provincial (Berti Cárdenas), la obligaba a que firmara con “apto” a exámenes de personas “no aptas”, haciendo personales y políticos.
En El Calafate, hay al menos dos policías que en su primer examen resultaron con un perfil No Apto, pero que después de un viaje a Río Gallegos, volvieron con un Apto, que nadie en el ámbito local puede explicar.
“Hijos de.., sobrinos de…amigos, ahijados, o simplemente porque “es un buen chico o chica”, son las condiciones para que desde la misma policía se sigan violando reglamentos e intentando ingresar nuevos policías sin aptos psicológicos, quienes luego pondrán en peligro su propia vida y la de su entorno.
Los casos son conocidos por la mayoría de los policías locales.
La supuesta irregularidad en el ingreso a la policía no es algo nuevo. Hace casi dos años, el entonces secretario del Colegio de Psicólogos de Santa Cruz, hoy actual presidente de la entidad, Diego Gaitán, dijo: “Yo me acuerdo, no hace mucho salió que en El Calafate gran parte de los aspirantes no habían dado el apto psicológico, sin embargo, la cúpula policial le exigía a los psicólogos que le den el apto a más agentes porque tenían capacidad de formar más y los psicólogos que trabajan en la fuerza decían que no”.
Ya con dos nuevos suicidios en el año, la Policía de Santa Cruz es un desafío para el gobierno de Alicia Kirchner, quien en diciembre asumió diciendo que quiere cambiar la imagen policial ante la sociedad, capacitarla y dotarla de herramientas. La evaluación psicológica periódica de los efectivos agentes, suboficiales y oficiales, la detección de posibles crisis y la capacitación para el manejo de problemáticas como el estrés, ansiedad y falta de motivación, son una de las innovaciones que el gobierno debe implementar para sacar a la fuerza de una caída constante, y cuidar la vida de los mismos policías, de su familia y del resto de los vecinos.
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